MIA
Afuera, la nieve cae suavemente del cielo, cubriendo el jardín de la hacienda con una manta blanca y pura. La temporada de invierno siempre ha sido mi estación favorita del año, y ver el paisaje transformarse en un mundo nevado me trae una paz inusual.
Estoy recorriendo los pasillos de la mansión, buscando a Alessandro. Quedé en ir a la ciudad con mi amiga Vanessa, pero necesito informarle a Alessandro sobre mi salida. Es parte de nuestro acuerdo: siempre debo mantenerlo informado de mis movimientos.
Camino por los pasillos, mis pasos resonando suavemente sobre los pisos de mármol. Finalmente, llego a su oficina, y desde afuera puedo escuchar su voz llena de ira. Está gritando a alguien, y la intensidad de su tono me hace detenerme por un momento.
Me acerco a la puerta, entreabierta, y escucho fragmentos de su conversación. Su tono es cortante y autoritario, cada palabra cargada de una furia contenida. No puedo distinguir exactamente a quién le está gritando, pero su enfado es palpable.
Respiro hondo, sabiendo que interrumpir en un momento así podría ser arriesgado, pero también sé que necesito hablar con él. Con una ligera duda, toco la puerta suavemente y entro.
Alessandro levanta la mirada hacia mí, su expresión aún tensa, pero sus ojos suavizan ligeramente al reconocerme. Termina rápidamente la llamada, cortando la conversación con una frialdad calculada.
—¿Qué necesitas, Mia? —pregunta mi esposo, su voz más controlada pero todavía cargada de la energía de la discusión—.
—Perdón por interrumpir. —digo, dando un paso adelante—. Quería informarte que voy a la ciudad con Vanessa. Es parte de nuestro acuerdo, y quería asegurarme de que lo supieras.
Alessandro asiente, su mirada evaluándome.
—¿Cuánto tiempo planeas estar fuera? —me pregunta él, sigue hablando de forma cortante—.
—No más de unas pocas horas —respondo de inmediato—. Solo iremos de compras y a tomar un café. Nada fuera de lo común.
Alessandro parece considerar mis palabras por un momento antes de asentir nuevamente.
—Está bien, pero mantén tu celular encendido en todo momento —ordena él, habla de forma autoritaria—. Quiero que me informes si hay cualquier cambio en tus planes.
—Lo haré —digo, sintiéndome aliviada de que haya aceptado sin problemas. Giro para salir de la oficina, pero su voz me detiene—.
—Mia —dice Alessandro, y me vuelvo hacia él—. Ten cuidado.
Hay algo en su tono que me hace pensar que su preocupación es genuina, más allá del acuerdo que tenemos. Asiento, ofreciendo una pequeña sonrisa antes de salir.
Mientras recorro los pasillos de vuelta a mi habitación para prepararme, no puedo evitar sentir una extraña mezcla de emociones. La furia que vi en Alessandro, la forma en que su tono se suavizó al dirigirse a mí, todo se mezcla en mi mente. La nieve sigue cayendo afuera, cada copo una promesa de paz en medio de la turbulencia de nuestra situación.
Este invierno es diferente a cualquier otro que haya vivido, lleno de incertidumbres y desafíos, pero también de momentos inesperados de conexión y comprensión. Y, de alguna manera, eso hace que la nieve sea aún más hermosa.
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La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...