Ruta 66 (RadioApple, Hazbin Hotel)

6

Toda la multitud se cierne sobre ellos dos dejándoles un pequeño círculo para permitirles bailar mientras los animan con gritos y un "eh, eh, eh" al ritmo de la música. Lucifer de inmediato comienza a lucir todos los pasos que acaba de aprender hace 15 minutos mientras Alastor derrocha frescura con unos movimientos que lo hacen ver como un experto. La bolita de personas que los animaba se dispersa y ahora si cada quien a lo suyo. 

— ¡Eso estuvo super cool! — Lucifer grita de la emoción con una sonrisa boba en su rostro.

Alastor mira a su alrededor, Mimzy anda perdida quien sabe dónde, Vox se reúne con sus amiguitos (que le caen gordos, por cierto).  Una canción algo lenta comienza a sonar, las parejas de personas mayores se centran en la pista a bailar por lo que los más jóvenes salen de la zona. El moreno toma al Morningstar de la mano y lo arrastra fuera del local.

— Al, espera ¿a dónde vamos? — Es la zona donde hay más bares y lugares nocturnos, los distintos géneros musicales resuenan en todo el lugar, una mezcla de música de los ochenta, rancheras, reggaeton para perrear bien puercote, banda, corridos tumbados, rock pesado. — O sea ni pagamos la cuenta, van a pensar que somos unos gatos que no traen para pagar

— No te preocupes Luci, creo haberte dicho ya que Vox va a pagar. — Se detiene a lado de una banca y se sienta, haciéndole señales al rubio para sentarse a su lado. Toma aire, inhala. Toma las manos de Lucifer entre las suyas con un suave tacto. El plan se pone en marcha. — ¿Sabes qué? 

— ¿Hmm? What? — El rubio sin entender el ambiente "romántico" o tenso que se cocina lentamente entre ellos contesta de lo más normal.

— Hay algo que me gustaría confesarle, Lucifer. — La estrategia va bien, capta la atención del objetivo. Algo de suspenso para mantenerlo interesado.

— ¿Ah sí? Vox no va a pagar nada ¿verdad? — Facepalm mental para Alastor, pero solo niega con la cabeza. El moreno se acerca más a su presa sin soltar sus manos, mirando fijamente sus ojos. — I hope no nos hayan grabado, que oso que nos pongan en los carteles de rateros. 

— No es nada de eso, querido. — Con una de sus manos, Alastor acaricia la mejilla de Lucifer. Bien, se ha sonrojado. Esto puede funcionar. — No tengo ni la más mínima idea de que tanto bien habré obrado en alguna vida pasada, como para que en esta tenga la gran dicha de haberte conocido. — Comienza con un tono suave, gentil. Acaricia los oídos de Lucifer con sus palabras. — Es como si convertirme en camionero haya sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, ya que de no ser así jamás habría podido verme reflejados en esos ojos tan lindos y soñadores — Miente descaradamente, oculta con una cortina de terciopelo todo el polvo, las mentiras, sus inseguridades, sus fracasos. — Quiero decir... Desde que hablamos por primera vez... 

— Me too — Interrumpe el rubio con una sonrisa de oreja a oreja y con un tono de voz que no deja a la imaginación lo emocionado que está. — ¿Tú también lo sentiste? Una chispa mágica, mis obsidianas hasta cambiaron de color y todo... — Se acerca también sin saber el peligro que lo acecha detrás de la cálida mirada de Alastor.— Creo... creo que eso era amor ¿no? 

Hilarante.

Simplemente hilarante. 

La presa se sirve a sí misma en no charola de plata, sino de oro.

— Si, también creo que es esa la respuesta a las interrogantes de mi corazón — Sin previo aviso Lucifer toma a Alastor en un rápido y tímido abrazo. Por un momento queda asombrado debido a la cercanía que tienen y porque puede sentir como el corazón casi sale del pecho del rubio. No dura demasiado, después sonríe con malicia al ver su plan echar raíces.