CAPÍTULO I

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Babe, un omega poseedor de una inigualable belleza, hijo de los duques Phanviriyakool. Contrajo matrimonio a la edad de 17 años con el Rey de Camelot, Heng Asavarid, un alfa. Al inicio todo iba bien, pero conforme pasaban los días todo empezó a cambiar.

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La vida dentro del palacio era un infierno para el pobre Omega, quien solía preguntarse el porqué. Posiblemente ya sabía la respuesta, pero quería otra respuesta.

Un triste omega sentado en el frío piso mientras miraba algún punto de aquella grande habitación mientras lágrimas escurrían por sus mejillas.

—Deja de llorar, omega —ordenó su esposo

Babe limpio volteó a ver al alfa frente suyo —Me acabas de golpear...

—¿Quieres que te golpeé nuevamente? ¿No conoces tu lugar? Omega inútil —cuestionó enojado

El castaño negó levemente —Perdóname... Alfa

—No vas a salir de aquí hasta que yo te lo permita, ¿Oíste?

El omega asintió levemente manteniendo su mirada en el piso; escuchó como la puerta fue cerrada con brusquedad. Solo en ese momento se permitió llorar con libertad, suplicando que este martirio acabara lo más rápido posible.

—Ya no quiero esto... No quiero —murmuró mientras se abrazaba así mismo, sentía todo su cuerpo doler y su lobo solo chillaba por auxilio, pero no podía hacer nada solo le quedaba aguantar todo eso.

Volteó a ver la ventana abierta que permitía observar el reino, se acercó hacía ella. Una idea cruzó por su cabeza.

Saltar...

Solo así podría acabar con su sufrimiento, cuándo iba a subirse para saltar se arrepintió.

—No puedo... —dijo soltando un sollozo.

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Una cena familiar, el evento que más odiaba, más bien, odiaba todo evento en el que tuviera que estar junto a su esposo.

—Babe, ¿Estás seguro que eres fértil? —cuestionó la madre del alfa

El omega asintió con timidez —¿Por qué lo pregunta?

—Es que ya van tres años de matrimonio y aún no quedas en cinta, no te preocupes si no eres fértil, hay otras opciones —bebió de su taza de té con mucha tranquilidad.

—¿Otras opciones? —cuestionó confundido

—Heng puede embarazar a un omega de su extenso harem y tú podrías ser la madre de ese cachorro —explicó el señor de ya avanzada edad.

Los padres del omega se miraban entre sí, sentían mucha vergüenza en esos momentos. Se supone que entregaron a su hijo porque era un omega fértil.

—De eso quería hablarles el día de hoy —interrumpió el alfa, toda la atención de las personas en esa mesa se dirigió a él —Songjet, mi favorita, está en cinta —dijo con una gran sonrisa.

Los padres del alfa empezaron a celebrar mientras los progenitores del omega estaban que se morían del coraje. El único deber de su inútil hijo era dar un heredero al trono y ni eso podía hacer.

—Como Babe no es fértil, entonces, ese cachorro será nuestro heredero. ¡Ya tenemos un heredero en el reino! —Exclamó el rey

—¿No es muy pronto para decir que Babe es infértil? —cuestionó la madre del omega.

El omega del emperador - BillyBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora