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La mañana siguiente, Phuwin y Pond se despiertan con la notificación de una llamada urgente de su jefe, el Sr. Watanabe, el encargado de la empresa de entretenimiento donde ambos trabajan. La llamada es tajante y les ordena presentarse en la oficina inmediatamente. Presintiendo que algo está mal, se visten rápidamente y se dirigen hacia la sede de la empresa.

En la oficina de Sr. Watanabe, la atmósfera es tensa. Las caras de los empleados muestran una mezcla de sorpresa y preocupación. Al entrar, Phuwin y Pond encuentran al Sr. Watanabe sentado detrás de su escritorio, su rostro una máscara de enojo.

—con voz severa— Siéntense. Tenemos un problema grave.

Pond y Phuwin se sientan, intercambiando miradas preocupadas. Sr. Watanabe lanza sobre el escritorio un montón de impresiones de las fotos que el paparazzi tomó la noche anterior. Las imágenes muestran claramente su momento íntimo.

—golpeando la mesa— ¡Esto está por todas partes! ¡La prensa, las redes sociales! ¡Es un escándalo!

—con voz temblorosa— Nosotros no sabíamos...

—interrumpiéndolo— ¡Eso no importa ahora! ¡Lo que importa es que esto está dañando la imagen de la empresa y la tuya, Phuwin! ¡Cómo pudieron ser tan irresponsables!

Pond respira hondo y toma la palabra, su tono firme y decidido.

—Señor, asumo toda la responsabilidad por esto. No fue culpa de Phuwin. Yo debí haber sido más cuidadoso con nuestra seguridad.

—mirando a Pond con sorpresa— Pond, no...

—mirando a Pond con furia— ¡Claro que fue un descuido! Pero el daño está hecho. ¡Tu trabajo era proteger la imagen de Phuwin y de la empresa!

—tratando de intervenir— Señor Watanabe, por favor, yo también...

—interrumpiendo a Phuwin, mirándolo con determinación— No, Phuwin. Esto es mi responsabilidad.

—señalando a Pond— ¡Estás suspendido indefinidamente, Pond! ¡Y si no fuera porque has sido un buen empleado hasta ahora, te despediría en el acto!

Phuwin se levanta de su asiento, su rostro lleno de preocupación y enojo.

—Señor Watanabe, no es justo. Pond ha sido siempre leal y ha trabajado incansablemente por mí y la empresa. No podemos culparlo por esto.

—colocando una mano en el hombro de Phuwin, con suavidad— Phuwin, está bien. Lo resolveré.

—mirando a ambos con severidad— Esto no es negociable. ¡Ahora salgan de mi oficina y resuelvan este desastre antes de que se haga más grande!

Pond asiente y toma a Phuwin del brazo, guiándolo fuera de la oficina antes de que la situación se agrave más. Una vez fuera, Phuwin se gira hacia Pond, su rostro lleno de preocupación y tristeza.

—con voz temblorosa— Pond, no tenías que hacer eso. No es justo que te culpen solo a ti.

—acariciando suavemente el rostro de Phuwin— Lo hice porque te amo, Phuwin. Tu carrera y tu reputación son más importantes. Esto pasará, lo resolveremos juntos.

—con lágrimas en los ojos— No quiero que te pase nada malo por mi culpa.

—abrazándolo con fuerza— No es tu culpa. Estamos juntos en esto, y encontraremos una manera de salir adelante.

Pond y Phuwin, todavía sintiendo el peso de la reprimenda del Sr. Watanabe, salen del edificio de la empresa. La preocupación y la tensión son palpables mientras caminan hacia el coche de Pond. Los flashes de las cámaras de los paparazzi y las preguntas insistentes de los reporteros los rodean. Con esfuerzo, logran abrirse paso hasta el coche y cierran las puertas, aislándose del caos exterior.

Detrás del Telón - PondPhuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora