capitulo 1

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Ser un médico forense era algo con lo que un chico de tan solo 26 años se arrepentiría de haber estudiado. Fue algún error que el cometió, si vida se em

Desde ese día, su vida empezaba a convertirse en un infierno.

Cuando Hoseok tenía 8 años, en más de una ocasión en la televisión veía documentales de este tipo. Algunos le daban miedo y otros se volvían interesantes para él, aunque no tenía la menor idea de qué trataban y mucho menos quiénes eran las personas que hablaban en todos los documentales.

En su plena curiosidad, Hoseok se dedicó a preguntarle a su madre lo que quería saber desde hace mucho, ¿Quién diablos eran esas personas y por qué solo se dedicaban a hablar de los muertos? su madre le había dicho que aquellas personas que aparecían en el documental, eran médicos forenses, le explicó cuál era la labor de aquellos médicos y cuál era la intención de su trabajo. Hoseok al principio le había dado escalofríos, pero después se animó a decirle a su madre que de grande sería uno de ellos.

Del sueño de un niño paso a ser una meta demasiado importante para Hoseok y lo tenía que cumplir.

El pelinegro había estudiado en la Universidad Nacional de Seúl. La mamá de Hoseok estaba un poco molesta con él; sabía que su hijo se iba a arrepentir de haber elegido tal profesión. Ella sabía que su hijo no era de las personas que aguantaba ver la sangre, o peor aún, ver a la gente muerta. Hoseok era demasiado débil para tal cosa y conocía perfectamente a su hijo. Tanto que aunque fuera a las prácticas de su próxima especialidad, no se le quitaba el miedo, pero aún así obtenía buenas calificaciones.

Como había predicho su mamá, Hoseok se arrepintió desde el primer día que comenzó a trabajar. Sentía que las horas no pasaban y le rogaba a Dios que lo sacara de tal lugar.

Lo llamaron para que fuera a recoger un cuerpo que estaba en estado de descomposición. Desde ese día, Hoseok se dio cuenta de que eso no era lo suyo como lo creía.

Habían pasado ya casi un año y medio  desde que entró a trabajar como  médico forense en un laboratorio. Se fue acostumbrado a su labor y además era muy bien pagado. Eso tal ves es lo que más le agradaba.

Cansado y estresado, como siempre solía llegar Hoseok a su casa después del trabajo, se tiró en la cama pensando que cenaría esa noche. Pasando los minutos, se decidió por salir a cenar algo fuera de casa.

Durante el camino Hoseok iba distraído, en su coche, escuchando música y no se percató cuando el semáforo se puso en rojo, hasta que sintió como algo golpeaba su coche.

Escuchó  insultos de una persona que provenía afuera, tan rápido como pudo, abrió la puerta del coche  para salir y ver a quien había casi atropellado.

—maldito imbécil— aquel hombre que se encontraba en el suelo estaba demasiado molesto con Hoseok, y tenía la razón.

Hoseok solo observó al hombre, estaba demasiado asustado, sus manos temblaban  y lo primero que se le ocurrió, fue ofrecer ayuda—T-te llevaré al hospital. No te mueras.

—¿Morirme?— el desconocido respondió mientras fruncía el seño—Solo me duele el brazo, maldito loco.

—Si, pero... Ya cállate y sube al auto.

—¿Piensa que confiaré en usted? Casi me mata.

—Yaa...sube.

Hoseok ayudo a aquel hombre a levantarse y de paso lo ayudó a levantar la bicicleta en la que el  desconocido venía. Metieron la bicicleta por la parte trasera del vehículo de Hoseok y se fueron al hospital.

Mientras Hoseok estaba en la sala de espera, nervioso y preocupado vio al doctor ir directo hacia el—Hoseok¿Cierto?—Pregunto el doctor tocando el hombro del pelinegro—Si, soy yo ¿Cómo está el?

En mi otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora