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El reloj marcaba las seis y media de la tarde, faltaba poco para que se escondiera el sol y aparezca la oscuridad de la noche, ahí se encontraban en el salón de clases tres alumnos y su profesor, dos de los chicos escribían en sus cuadernos estando ajenos a lo que pasaba a su alrededor pero su otro compañero sólo tenía los pies sobre su mesa sin hacer absolutamente nada.

El profesor, cansado de su actitud que al parecer llevaba tiempo teniendo, tomó un trozo pequeño de tiza y lo lanzó en dirección su alumno holgazán, en realidad no le atinó a este pero si atrajo por fin su atención.

— Deja de estar sin hacer nada, termina tu trabajo que debo ir a hacer muchas cosas, todos debemos irnos.

— Ese es su problema, no el mio, yo tengo tiempo de sobra.

El profesor Zhang se levantó de su silla y tomó el borrador de plástico que estaba a su lado, Gyuvin negó.

— No se le ocurra acercarse y hacerme algo, si me golpea lo acusare con la junta de padres y lo despedirán.

El profesor de cabellos castaños se volvió a sentar nuevamente dejando el objeto sobre la mesa, suspiró, harto.

— Oh, ¿Qué pasó? ¿Le tiene miedo a la junta?.

— Esta bien, si no quieres hacer tu trabajo no lo hagas, pero nadie se irá de aquí...

Los otros dos chicos se pusieron alertas y negaron rápido.

— Eso no es justo, nosotros ya casi terminamos y debemos de hacer cosas, yo debo organizar la bienvenida a los de primer año

— Y yo debo de grabar los vídeos que subo cada martes...

— Lo lamento, yo también debo ir a casa y recoger a mi hija de la escuela, pero no podremos irnos hasta que los tres hayan terminado. Los t r e s.

— Pero-

Iba a quejarse nuevamente uno de los chicos que era el más pequeño de todos pero el señor Zhang lo interrumpió.

— Nada, hablen con su compañero.

Los dos chicos voltearon sus cuerpos por sus sillas y miraron enojados al de cabellos negros.

— Gyuvin, copera.

— Kim, haz tu trabajo.

— ¿Y qué si no lo hago?

— Dame el trabajo, yo lo haré.

Hablo Gunwook ya harto de estar ahí por culpa de este holgazan pero el maestro lo retó.

— No joven Park, el debe hacerlo por si mismo.

Park bufó molesto y volteo a seguir escribiendo.

— Gyuvin, hazlo, al menos piensa en tus compañeros por favor.

El chico bajó los pies de la mesa muy molesto y tomó su bolígrafo para escribie algo en la hoja.

— Ya que, esto es por ti Park Gunwook, y esto pero ti Han Yujin... Y esta pregunta.

Miro al señor Zhang

— Es por su hija...

Justo en ese momento como si hubiera hecho un pacto con Satanás, apareció por la puerta una niña pequeña que no pasaba los ocho años.

— ¡Papá!

Gritó la niña emocionada con su mochila por los hombros, fue a abrazar a su padre y se sentó en la silla donde antes se encontraba el mayor.

— Bueno, ya no tengo que hacerlo por ella.

— Esa maldita niña llegó en el peor momento.

Susurró Han y sólo siguió escribiendo ya acabando su maldito trabajo.

— Pa... ¿Puedo jugar?

— Claro

Le entregó su móvil donde tenía juegos de niñas descargados

— Está bien, si ella puede jugar, yo no haré mi trabajo.

— Maldita sea, Kim Gyuvin.

Volteó Yujin super molesto y ardido por la actitud de mierda de su compañero, de la nada se comenzaron a escuchar pasos super apresurados y un chico de cabellos rubios y bajito entró corriendo al aula que tenía la puerta abierta, estaba desesperado y corrió hacia el final del salón, ocultandose tras las sillas.

— ¡Cierren la puerta! ¡Cierren la puerta!

Gritó y nadie le hizo caso, se encontraban bastabte confundidos por su extraña llegada y actitud.

— ¿Pero qué te pasa? Qué son esas formas de entrar.

Hablo con un tono enojado el mayor pero otros dos chicos también entraron corriendo y empujando todo a su lado, iban de la mano y también se escondieron en la parte de atrás de las sillas.

— ¡Cierren las puertas!

— ¿Qué rayos sucede?

— Sólo cierren la puerta, ¡ahora!

Gritó uno de los nuevos que había entrado, el más alto y de cabello medio largo, en ese momento Park y Han fueron a cerrar las puertas pero una mano los detuvo, otro chico más entró al salón pero este se veía más tranquilo y serio al contrario de los demás, sólo ingresó y se sentó por ahí.

— ¿Qué está pasando? ¿Qué pasó?

— No lo se con claridad... dicen que escaparon unos presos, están usando nuestro uniforme y matan a los alumnos

— ¿Qué? Y lo dices así de normal.

— Por eso vinimos aquí.

— ¿Eso es verdad, Matthew?

Pregunto Gyuvin entrando a la conversación.

— Así es, yo lo vi con mis propios ojos, apuñalaron a un chico en la garganta.

Contaba este mientras se tocaba el area que mencionaba y seguía algo alterado

— También escuche que le cortaron la cara a otro alumno...

— ¿Cuántos son?

— No tengo idea...

— Bueno, ya, mejor acomodamos las mesas y sillas contra la pared y tapemos las ventanas, ahora.

Los chicos se levantaron de su escondite para hacer lo que les pidió el mayor de todos.

TRAMPA | ZB1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora