A pinceladas

Capítulo 3

La casa de Miki estaba llena de energía desde el momento en que los primeros invitados comenzaron a llegar. El sol empezaba a ocultarse, dando paso a una noche. Alba y los demás  llegaron temprano, ayudando a Miki a preparar todo para la barbacoa.

Al poco tiempo, el rugido de una moto capturó la atención de todos. Natalia llegó acompañada por la chica con la que se había liado la otra noche, su casco en mano y una expresión indiferente en el rostro. Sus amigos kinkis no tardaron en aparecer, cuatro chicos que parecían tan implacables como ella.

Miki les dio la bienvenida y se ocupó de presentarlos a los demás. Mientras tanto, la barbacoa comenzó y el olor a carne asada llenaba el aire. Famous y Dave estaban al mando de la parrilla, con Marilia y Julia encargándose de las ensaladas y los aperitivos.

—Esta fiesta va a ser brutal —dijo Famous, riendo mientras le daba vuelta a los filetes—. Miki, ¡gracias por invitarnos!

—Es un placer, tío. Gracias a vosotros por venir y hacer esto posible —respondió Miki, animado.

Natalia se mantenía un poco alejada del grupo principal, hablando en voz baja con sus amigos. Alba, por su parte, trataba de no prestar demasiada atención, pero no pudo evitar notar cómo Natalia la miraba de vez en cuando y eso no le disgustaba.

A medida que la noche avanzaba, las bebidas empezaron a fluir con más libertad. Todos estaban de buen humor, especialmente Natalia, que comenzó a soltarse y a integrarse un poco más. La música sonaba a todo volumen y cuando  "Callaíta" de Bad Bunny comenzó a sonar, el ambiente se animó aún más.

—¡Vamos a bailar! —gritó Marta, arrastrando a Sabela y María a la pista improvisada.

—¡Me flipa esta canción!—dijo Natalia animada —SI HAY SOL HAY PLAYA SI HAY PLAYA HAY ALCHOOL SI HAY ALCHOOL HAY SEXO SI ES CONTIGO MEJOR— cantó Natalia quien se estaba robando todas las miradas, algunas de sorpresa y otras curiosas.

Natalia, con una sonrisa relajada en el rostro, siguió en la fiesta. Bailó con algunos del grupo, riendo y disfrutando del momento. Alba no pudo evitar notar lo diferente que se veía cuando dejaba caer su careta.

—Vaya, parece que Natalia se está divirtiendo, parece otra—comentó Marilia, observándola.

—Sí, me alegra que se esté integrando un poco —respondió Miki, con una mezcla de alivio y preocupación en su voz.

Más tarde, cuando la mayoría ya estaba cansada pero seguían bebiendo, Natalia salió al jardín trasero para fumarse un porro. Miki pasó por su lado y la miró con decepción, pero no dijo nada.

Alba, que estaba un poco borracha, decidió salir a tomar el aire y se encontró con Natalia fumando.

—¿Por qué te aíslas tanto? —preguntó Alba, con una mezcla de curiosidad y frustración en su voz.

Natalia la miró, sorprendida por su franqueza.

—Es mejor no saber. No te metas, Alba.

—¿Mejor así? —replicó Alba, su tono aumentando ligeramente—. Eres una desagradecida. Todos hemos intentado ser amables contigo y solo recibimos desprecio a cambio.

—No sabes nada de mí —dijo Natalia, su voz más baja y cargada de emoción—. No entiendes nada.

Alba dio un paso hacia adelante, su mirada fija en Natalia.

—Entonces explícame. ¿Por qué no puedes simplemente ser amable? ¿Por qué no puedes intentarlo, al menos?

Natalia apagó el porro y suspiró.

—Porque es más fácil no esperar nada de nadie. Así no te decepcionas. Así no te hieren.

—Eso es una excusa —respondió Alba, molesta—. Miki ha estado ahí para ti todo este tiempo y te está dando la oportunidad de ser parte de este grupo. Y tú lo estás tirando todo por la borda.

Natalia miró al suelo, visiblemente afectada por las palabras de Alba.

—Tal vez tengas razón, pero no sabes lo difícil que es para mí confiar en alguien.

—Quizás, pero no puedes esperar que todos hagan el trabajo por ti. Si quieres ser parte de algo, tienes que poner de tu parte. Buenas noches, Natalia.

Sin esperar una respuesta, Alba se dio la vuelta y volvió al interior de la casa, dejando a Natalia sola, desconcertada y decepcionada consigo misma. Mientras la fiesta continuaba, Natalia se quedó en el jardín, reflexionando sobre las palabras de Alba y la posibilidad de que, tal vez, estuviera cometiendo un error al mantenerse tan distante.