Mezclas

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Tomo la bebida en una mano llevándola directamente hacia sus labios, dejo que el aroma inundara sus fosas nasales apenas logrando sentir el olor del arándano, dudoso miro una vez más a Isidoro quien mantenía atento a todas sus reacciones, Gustabo tomo una suave bocanada de aire y degusto el coctel que escogió. Paso el líquido rosa chillón sintiendo como bajaba por su garganta quemándola exquisitamente para luego dejar un sabor refrescante en el paladar.

— Esta bueno —Abrió sus ojos iluminados por tan particular sabor

— Sabía que te iba a gustar —Hablo brindando con el rubio para volver a tomar

A gusto casi que gritaban intentando mantener una conversación en la cual ya comenzaban a arrastrar palabras, ambos en una silla mirando con brillo vivo a los ojos del contrario, inconscientes acortaban la poca distancia que mantenían que luego recuperaban cada vez que intentaban pedir otra bebida. Sus mentes embriagadas con el alcohol que poco controlaban mientras sus manos sobre la barra intentando tocarse con disimulo por miedo al rechazo.

— Gus...

— Espérame un momento —Interrumpió al sentir el vibrar de su celular

Con dificultad leía el mensaje que Conway le enviaba para saber sobre su paradero.

— El viejo me busca —Dijo al aire apagando el celular sin responder

— Gus... te- tengo que decir —Suspiro y dudo —Una cosa —Tomo su mano con seguridad

El rubio poniendo su máxima atención, aunque dificultosamente, achinaba los ojos intentando entender las cosas que el menor le intentaba decir, sin embargo, el alcohol y la música gran impedimento era.

El estrepitoso sonido que los cubría por completo, el calor del ambiente, el éxtasis que se veía en cada esquina del club, los bailes pegados y sustancias tanto licitas como ilícitas se lograban ver a cada esquina, rincón y lugar. Ambos chicos sentados en la barra viéndose a los ojos, uno intentando abrir su corazón y el otro intentando lograr entender

— Tabito —Tembló

El contrario no respondió, apenas enfoco sus orbes azules y cansado en los ojos oscuros del menor, mientras esperaba que el hablara lo veía dudar, como desviaba sus ojos alrededor del rubio para luego volver a ponerlos sobre los azulinos, mordía su labio inferior sintiendo como sus manos sudaban frio intentando encontrar las palabras para darse a entender.

— Me gustas —Lo miro —No sé desde hace cuánto, pero me gustas, lo juro, algo en ti revuelca mi corazón y realmente no sabes cómo me encanta —Hablo algo nervioso, sintiendo su corazón oprimirse

El rubio no le respondió, apenas trago duro sintiéndose en un golpe de realidad, sintió como si la música dejara de sonar y lo único que podía escuchar eran los sonidos de su corazón latiente con aceleración. Sin darse cuenta se había quedado completamente callado, sin dar reacción o pista de lo que cruzaba por su mente, Isidoro lo miraba nervioso, nunca le había pasado algo así, era su primera vez y se encontraba completamente descolocado.

Gustabo aclaro la garganta y dijo —Es una broma ¿verdad? —Lo miraba a los ojos confundido

Isidoro no pudo evitar ofenderse ¿Por qué eso fue lo único que se le vino a la mente? Resoplo frunciendo las cejas y se acercó de nuevo un poco más para dejárselo bien en claro.

— No es una broma Gustabo, esto es verdad —Tomo su mano entrelazando los dedos —No es una apuesta o cualquier cosa que te imagines, me gustas Gustabo García, me encantas

Sintió un impulso mover su cuerpo por completo, en un choque brusco sus labios se unieron torpemente. Gustabo no pudo reaccionar, abrió los ojos sorprendido apenas intentando conectar los cables; Isidoro por su lado se encargó de disgustar a la perfección el sabor de su lengua dulce por la cereza y frio por el alcohol, la textura de sus labios delgados y tan suaves haciendo parecer que con cualquier roce estos se tintarían de carmín. Aún sin sentir ningún movimiento por parte del rubio decidido se acercó más a su cuerpo, aprovechando que ambos estaban sentados lo tomo de la cintura bajando poco a poco cada vez más hasta sostenerlo por los glúteos y colocarlo sobre su propio cuerpo.

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