El hombre decidió marcharse y caminar rumbo al castillo para recibir su justo pago por luchar en la batalla. Como el bosque era muy espeso, llegó siendo a mediodía de la Luna dorada a la ciudad. Una vez en el palacio, solicitó ver al rey. Los magistrados del reino murmuraban para sí.-¿Quién es este soldado que sobrevivió y qué está haciendo aquí?
Los magistrados le negaron ver al rey una y otra vez, pero al ver su insistencia terminaron por hablarle al rey acerca de él. El rey Marcus III entró con sus largos vestidos de pieles caras. El soldado al verle se postró, bajando la cabeza.
-¿Qué se te ofrece, joven soldado?
El hombre se incorporó y le miró.
-¡Viva para siempre, rey Marcus! Soy el soldado Taaffeita, uno de los que lucharon en la batalla bajo su mandato. Y he venido a recibir mi recompensa.
En lugar de premiarle, el rey miró a los presentes con un rostro de burla frente a la petición del soldado.
-¿Cuándo deseas, joven Taaffeita?
-¡Viva para siempre, rey Marcus! Quinientas lunas serán suficientes -repuso el soldado.
El rey, colocando una mano en su boca, rio a carcajadas que reverberaron en las paredes del salón.
-Muchacho, ¡qué mayor honor y paga que haber peleado por tu hogar! Guardias: llévenselo de aquí y denle una medalla.
Mandó entonces echar al soldado con sus guardias a patadas del castillo. El hombre lleno de ira caminó hacia el bosque. Se abría paso entre los árboles inflamado de enojó y desenfreno, con pasos largos y pesados, bajo la hermosa Luna azul. Los seres del bosque le miraban desde sus refugios. El hombre llegó a la cueva sin saber realmente cómo.
-Hola, forastero -le saludó el hombre de ropas relucientes con una copa de vino en su mano.
El joven Taaffeita subió las rocas hasta la entrada de la cueva y sentándose en una piedra comenzó a amontonar espinas sobre las cenizas.
-Veo que te botaron del palacio -expresó el hombre mientras bebía vino.
Taaffeita le miró disgustado.
-¿Cómo es que sabes eso?
-Estaba resolviendo unos asuntos en la capital del reino y vi cómo te sacaron a patadas del palacio real -respondió el hombre de ropas relucientes.
Entonces expresó su disgusto al hombre dragón que le observaba con poco interés.
-Me molesta que me veas con esa cara.
El dragón le propuso hacer un pacto. Él tomaría su juventud y fuerza, y a cambio el soldado recibiría poder para cobrar venganza.
-¿Qué ganarías tú? Si ya tienes juventud y fuerza.
-Algo de diversión. -Esbozó una sonrisa.
Así fue que el hombre y el dragón acordaron un pacto de sangre.
-Mi nombre es Taaffeita, hijo de Erika la joyera de la capital -pronunció estas palabras el soldado, a la vez que pinchaba su mano con una espina de cristal..
-El mío es Nanwood o más conocido como Mil nombres.
El hombre enlazado con el dragón llegó al castillo y arrebató la vida del rey. Se convirtió en el nuevo rey del Reino de la Noche. Al pasar los años, la salud del joven rey disminuyó, y al verse envejecido y sin salud, preguntó al dragón cómo recuperarla sin perder el poder. El dragón le reveló, pues, que elaborando una corona con las piedras de corazón de los reinos vecinos podía recuperar su fuerza y juventud y adquiriría más poder. El rey entonces elaboró un plan y desencadenó una gran guerra por poder. De este modo acabó con el Reino de los Vientos, entre otros reinos. Fue entonces que el poderoso Reino de las Nubes, uniendo fuerzas con el Reino del Sol, detuvieron la guerra. Finalmente llegaron a un acuerdo, en virtud del cual fueron incrementadas las tierras y el poder del Reino de las Nubes. Mataron a los dragones y tomaron la posesión de las tierras de los reinos vencidos.
Con el propósito de evitar que el deseo de poder de dicho emperador acabe con otros reinos, se ha acordado reunirse cada diez años en un baile, que más que una fiesta es un ritual necesario para mantener paz entre los reinos.
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¿QUIEN ROBO LA CORONA?
FantasíaALGUIEN ROBO LA CORONA, y quien la Posea tendrá fuerza, juventud y poder; la corona ha sido robada del Imperio de la noche y el hijo del emperador tendrá la Misión de conocer los secretos de los reinos vecinos y dar con el ladrón del Tesoro de su pa...