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Mientras Hayoon comprobaba la recaudación y hojeaba un montón de periódicos en la oficina, Jimin vendió las entradas de la segunda función. Lo hizo de una manera mecánica, sonriéndoles a los clientes automáticamente, pero, aunque habló sin parar, sólo podía pensar en el apasionado beso que había compartido con YoonGi y apenas prestó atención a lo que la gente decía.

Se derretía ante el recuerdo, pero al mismo tiempo se sentía avergonzado. No debería haberse entregado a YoonGi con tal abandono cuando él no sentía ningún respeto por su matrimonio.

En cuanto dejó de sonar la música de la presentación del espectáculo, Hayoon abandonó el vagón rojo sin decir ni una palabra y Jimin cerró la taquilla. Se encontraba contando el efectivo del cajón de la recaudación cuando apareció Jungkook. Llevaba puesto un maillot de lentejuelas doradas; el recargado maquillaje hacía que pareciera mayor de lo que era. Cinco aros rojos le colgaban de la muñeca como si fueran pulseras gigantescas y Jimin se preguntó si iría a algún lugar sin ellos.

—¿Has visto a Hayoon?

—Se fue hace unos minutos.

Jungkook miró a ambos lados para cerciorarse de que estaban solos.

—¿Me das un cigarrillo?

—Me fumé el último esta mañana. Es un vicio horrible y además caro. Te arrepentirás de engancharte a él, Jungkook.

—Aún no lo he hecho. Fumo sólo por distraerme. —Jungkook se paseó por la oficina, tocando el escritorio, la parte superior del archivador, hojeando el calendario de la pared.

—¿Sabe tu padre que fumas?

—¿Acaso vas a decírselo?

—No he dicho eso.

—Pues hazlo si quieres —repuso en tono agresivo. —De todos modos volverá a enviarme con la tía Seri.

—¿Vives con ella?

—Sí. Pero tiene cuatro niños y la única razón por la que está dispuesta a acogerme es el dinero que le envía papá. Además, así tiene un niñero gratis para el bebé. Mi madre no podía ni verla —su expresión se volvió amarga, — pero mi padre sólo quiere deshacerse de mí.

—No creo que sea así.

—Y tú qué sabes. A él sólo le importan mis hermanos. Hayoon dice que no es culpa mía, sino que Hoseok no sabe cómo tratar a los donceles con los que no se puede acostar, pero sé que lo dice para que me sienta mejor. Creo que sí fuera bueno con los malabarismos, él dejaría que me quedara.

Ahora comprendía Jimin por qué Jungkook siempre llevaba los aros consigo.

Estaba tratando de ganarse el afecto de su padre. Jimin lo sabía todo sobre cómo intentar complacer a un padre y lo lamentó por ese jovencito con cara de duende y boca sucia.

—¿Has hablado con él? Quizá si supiera cómo te sientes no te haría volver con tus tíos.

El doncel menor puso su cara de chico duro.

—Como si fuera a importarle. Y mira quién va a darme consejos. Todo el mundo habla de ti. Dicen que Hyung se casó contigo porque estás embarazado.

—Eso no es cierto. —repuso Jimin, pero antes de que pudiera añadir nada más, sonó el teléfono y se volvió para contestar. —Circo de los Hermanos Song...

—Con Min YoonGi, por favor —dijo una voz masculina.

—Lo siento, en este momento no está aquí.

—¿Podría decirle que lo llamó Gong Jichul? Ya tiene mi número. Y dígale también que el doctor Janghyuk está intentando ponerse en contacto con él.

Besar A Un Angel ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora