Capitulo 15: Nueva Amenaza

71 2 0
                                    

MIA

4 DE MAYO

El motor ruge mientras acelero, mis manos firmes en el volante. Leo está al lado mío, asomado por la ventana, disparando a los neumáticos de la camioneta blanca que estamos persiguiendo. La velocidad es vertiginosa, y las luces de la ciudad se difuminan en un caleidoscopio de colores mientras lo seguimos por las calles.

En el asiento trasero, tres de nuestros hombres armados se preparan para cualquier eventualidad. Hace unos minutos, todo parecía ir según lo planeado. Nos habíamos reunido con una pequeña pandilla recién formada, los Lobos Carmesí, para venderles información valiosa. Pero en un giro traicionero, nos atacaron y robaron la memoria USB con los datos. Ahora, estoy decidida a recuperar lo que es nuestro y a hacerles pagar por su traición.

                —¡Dale, Mia, más rápido! grita Leo por encima del ruido del motor y los disparos. Una bala impacta cerca de mi ventana, haciendo que el vidrio se astille.

               —¡Estoy en eso! le respondo, concentrada en la carretera. Adelante, la camioneta blanca intenta zigzaguear para evadirnos, pero no me dejo intimidar.

Leo dispara de nuevo y, finalmente, acierta en uno de los neumáticos traseros de la camioneta. El vehículo pierde estabilidad y comienza a tambalearse.

               —¡Buen tiro, Leo! exclamo, viendo cómo la camioneta empieza a perder velocidad. Aprovecho la oportunidad y piso el acelerador, acortando la distancia entre nosotros.

Nuestros hombres en el asiento trasero también se preparan. Cuando estamos lo suficientemente cerca, uno de ellos saca medio cuerpo por la ventana y dispara al conductor de la camioneta blanca. El vehículo pierde completamente el control y se estrella contra una barrera de seguridad en el borde de la carretera.

               —¡Vamos a por ellos! grito mientras detengo el auto abruptamente y todos salimos con nuestras armas desenfundadas.

Nos acercamos a la camioneta accidentada, listos para enfrentarnos a los Lobos Carmesí. El conductor está inconsciente, pero dos de sus compañeros se arrastran fuera del vehículo, con armas en mano. Los míos no dudan y disparan, neutralizando a los atacantes antes de que puedan reaccionar.

Me acerco a la camioneta y reviso el interior. Encuentro la memoria USB tirada en el suelo del asiento del pasajero delantero. La tomo y la guardo en mi bolsillo, sintiendo una ola de alivio mezclada con furia.

               —¿Qué hacemos con los sobrevivientes, jefa? pregunta uno de nuestros hombres, apuntando a un Lobo Carmesí que intenta levantarse.

Miro al hombre herido, su rostro una mezcla de dolor y miedo. Pienso en lo que Alessandro haría, en cómo manejaría esta situación. Pero también sé que debo tomar mis propias decisiones.

               —Llévenlos de vuelta a la base le ordeno. Los interrogaré personalmente. No se quedarán sin castigo.

Leo asiente y se encarga de coordinar el transporte de los prisioneros. Me acerco al hombre que sigue consciente y le dedico una mirada fría.

               —Te aseguro que lamentarás haber traicionado a la persona equivocada le digo, mi voz llena de una calma mortal.

Volvemos a nuestro vehículo, llevando a los prisioneros y la memoria USB. La adrenalina aún corre por mis venas, pero sé que hemos dado un paso importante para mantener nuestra posición y enviar un mensaje claro: nadie traiciona a Alessandro y a mí sin enfrentar las consecuencias.

La Sombra Del AnilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora