💍• Epílogo •💍

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Con el pecho adolorido, las lágrimas secas en sus mejillas y el anillo de compromiso en sus manos, sorbió su nariz con dificultad, intentando entender el porqué de un rechazo.

Los pasos que escuchó fueron parte de su confusión.

- Uhm, ¿Vagatha? ¿Estás bien? - Una voz la obligó a levantar la mirada.

Sus ojos apreciaron por primera vez a una chica delicada, con cabello rubio lacio, perfil afilado y unas mejillas adornadas por un sonrojo precioso.

- ¿Qué quieres? - Ante la brusquedad de sus palabras, la chica delante de ella retrocedió.

Apretando algo en sus manos, algo que apenas de había dado cuenta, era el Topper que abrazaba, y la carta arriba de este.

- Solo quería darle algo. - Extendió el almuerzo.

Notó las manos grandes, el barniz azul pastel en sus uñas y los dedos delgados que tenía.

Lo tomó en sus manos frunciendo el ceño, que ella recuerde, su novia era la única que le mandaba cosas así.

- Gracias.

- Vaggie. - El apodo la confundió, observando de nuevo a la chica. - Lo siento, no quería incomodarte. Solo... me pareció lindo lo que hiciste. Nunca creí que podías poner flores en el suelo para que llegaran a tí.

- Si vienes a burlarte es mejor que te alejes de una vez. - Gruñó enojada.

No era lindo que te rechazaran y, de algún modo, se sentía muy herida sabiendo que no volvería a tener a Lute, ni siquiera a llamarla novia.

- N-No... Y-Yo-

- Vete, agradezco lo que hiciste por mí, pero no necesito de alguien más. Por ahora lo que menos quiero son personas a mi alrededor que critican a las espaldas.

Su comentario, la forma tan brusca de elevar su voz para dejar en claro lo que quería.

Miró abajo, pensando que la chica que estaba ahí ya se había ido. No quería hablar con nadie, no podía seguir adelante si los demás estaban ahí.

- Lo siento. - La voz quebrada. - Creí que... Podría ayudar, pero... Ya veo que no.

Una pequeña reverencia, para girar y empezar a correr.

Vagatha solo levantó la vista, observando cómo algunas personas esperaban a la chica que acababa de correr, sin embargo, al parecer las empujó pars irse y no contestar sus preguntas.

- ¡Charlie, espera!

- ¡Por eso le dije que no le hablara!

Se levantó con el almuerzo en sus manos, mirando los pequeños detalles y la carta roja que parecía reposar en el nudo, las letras cursivas que una vez vió.

Frunciendo el ceño, varias veces había visto ese tipo de cartas en la basura, había preguntado, pero du ahora ex novia no la dejó nunca leerlas. Sin embargo, siempre las metió debajo de la cama, y hasta ahora de acordaba de ellas.

Abrió la carta, recorriendo la hija con la yema de sus dedos. Abriendo sus ojos en grande ante los adornos a los lados, el detalle era lindo.

Querida Vagatha, (Vaggie para mí) ʕ'•⁠ᴥ⁠•⁠'ʔ

Soy Charlie, de nuevo. Esta es la carta número treinta y dos que hago para tí. Y, por obviedad, la última que escribiré.

No, Marry Me? [Chaggie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora