Minji fue la primera en despertar y contemplar la perfecta mezcla de ambos aromas: chocolate y menta. Había dormido toda la noche abrazada con Hanni, eso explicaba que no se había despertado ni una sola vez.
Cuando consiguió desperezarse observó a su omega. Ella dormía plácidamente a su lado. También se dio cuenta de su camiseta, esta estaba algo machada de leche en la parte de los pechos de Hanni.
- Nini... -la meneó ligeramente porque, en el fondo, no quería despertarla. No obstante, la más bajita se abrazó aún más a ella hasta tal punto de que Minji llegó a escuchar la pacífica respiración de Hanni- Deberías tomar una ducha -susurró sin éxito. Minji aprovechó la situación y se acercó a su cuello para admirar de cerca su olor, cerrando los ojos inconscientemente.
La alfa bajó de la cama tratando de no molestar y fue corriendo a la cocina para preparar algo que sabía que a Hanni le encantaría.Hanni dio vueltas en la cama buscando con los ojos cerrados a Minji.
- Min -susurró mirando al rededor tratando de encontrarla. Más adelante, escuchó algo de ruido en la cocina y suspiró satisfecha.
- Buenos días, princesa -dijo Minji con una inocente sonrisa. Parecía como si en la noche anterior no hubiera pasado nada. Hanni no lo dudó y bajó las escaleras corriendo hasta llegar al lado de su alfa, quien estaba cocinando con un delantal algo pequeño. Después, Minji la abrazó en cuanto olió el chocolate detrás de ella, sin darle tiempo a reaccionar- . Te hice el desayuno, ¿te gustaban las tortitas?
Hanni asintió entusiasmada y, en un instante, comenzó a llorar con una pequeña sonrisa debido a lo detallista que era la alfa que le había tocado.
- Siéntate -obligó Minji limpiando sus manos y quitándose el delantal con estampado de fresas que tenía Hanni. Colocó unas tortitas en la mesa y limpió las lágrimas de Hanni- . Después, te irás a la ducha, ¿vale?
Hanni asintió, era imposible decirle que no a su alfa, podría enfadarse.
Minji cogió la bolsa que dejó el día anterior para que Hanni disfrutase del desayuno en paz. Entonces, decidió echar un vistazo a lo que había. Se trataba de algunos "juguetes" que tenía pensado usar con su omega. Hanni miró disimuladamente, pero tan solo pudo ver una especie de esposas metálicas. Hanni tragó saliva como pudo y siguió a lo suyo. No obstante, la más alta se percató de que había visto algo y rió.Minji le quitó lentamente la camiseta a su pareja, dejándola completamente desnuda. Parecía una obra de arte la forma en que sus curvas se dibujaban. Más adelante, le metió en la bañera ya llena de agua, ni muy fría, ni muy caliente, como le gustaba a Hanni. Minji comenzó a lavar la espalda de Hanni con suma delicadeza para que su omega se relajara. Así lo hizo en cuestión de segundos, hasta que Hanni quedó dormida.
Parecía un bebé ante los ojos de Minji, quien no dudó en sonreír.
Al cabo de un rato, la sacó de la ducha en brazos y la envolvió en una toalla con cuidado de no despertarla. Ella sabía que Hanni debía dormir mucho en su celo, y lo respetaba.Hanni despertó algo perdida. Estaba tapada con los sábanas y ropa limpia.
Había perdido la noción del tiempo, no sabía cuánto había dormido. Después de un rato para desperezarse, trató de moverse, pero un fuerte agarre en su muñeca se lo impidió. Cuando giró su cabeza, vio a Minji en el suelo. Dedujo que había estado ahí todo el rato. Una sonrisa involuntaria se dibujó al deducir aquello.
- Min -susurró- . Sube conmigo, por favor.
Esta obedeció y se tumbó a su lado. Hanni apoyó su cabeza en el pecho de Minji, y ella la intentó acercar más a ella para oler el intenso olor chocolate de su omega.Se hizo tarde, muy tarde, pero ambas dormían como bebés una pegada a la otra. Las dos disfrutaban del aroma de la otra. Hanni empezó a creer que era adictivo.
Inconscientemente, Hanni pasó sus piernas por las caderas de Minji para que le fuera más fácil abrazarla, pues tenía algo frío. Minji lo notó y dejó caricias en sus muslos para que se relajase aún más. Pero, como era de esperar, Hanni quería más, mucho más. Minji se dio cuenta cuando empezó a jadear al oído de esta. Pasó la mano que tenía más cerca por el centro de la más bajita.
Minji desapareció de la habitación en un abrir y cerrar de ojos, pero, de repente, apareció por la puerta con la misteriosa bolsa.
- Te tengo una sorpresa -dijo Minji acercándose a Hanni. Rebuscó entre sus cosas hasta encontrar las esposas anteriormente mencionadas. Hanni abrió los ojos como platos y se sonrojó al instante.
Sin saber cómo, Minji ya estaba encima de Hanni poniéndole las esposas acolchadas y uniéndolas al cabecero de la cama. Procurando no dañar las muñecas de su omega. Finalmente, Minji la besó apasionadamente mientras la sujetaba de las caderas.
Minji sacó otro objeto más de la bolsa, se trataba de las famosas bolas chinas. Hanni no tardó en comenzar a temblar de placer al imaginarse lo bien que se sentiría en esa ocasión.
La alfa retomó la postura y siguió besando y lamiendo a la más bajita como a ella le placía. Iba bajando muy despacio por el cuello y la clavícula hasta llegar al vientre sin que Hanni se diera cuenta de aquello.
Minji abrió bruscamente los muslos de Hanni y los levantó ligeramente hacia arriba para facilitar la entrada. Seguidamente, lamió con precisión los pliegues, sacándole algún que otro gemido a Hanni, quien intentaba moverse, pero era incapaz. A continuación, la más alta introdujo una de las bolas en la vagina de Hanni, quien no dudó en ahogar un grito al sentir una leve vibración su interior.
- Podría tenerte así toda la vida -dijo Minji admirando a su omega. Ella cerraba los ojos inconscientemente debido a la extraña pero placentera sensación.
Minji introdujo otra bola más. Hanni intentaba agarrarse a las sábanas pero no podía debido a las esposas. Sin duda, se estaba haciendo daño en zona, pero le estaba gustando.
Las estocadas y los gemidos de Hanni retumbaron en las cuatro paredes de la habitación. Mientras tanto, Minji jugaba con las bolas como ella deseaba: metía ambas, sacaba solo una... Así hasta que Hanni llegó al clímax del acto dejándoselo saber a Minji entre jadeos.
Hanni estaba algo sudada, pero sin importar eso, se unieron en un abrazo en el que Minji se escondió en el cuello de la omega.
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Chocomenta
FanficMinji se prepara para acompañar a su omega, Pham Hanni, en su primer celo. Y quiere que sea algo especial. Advertencia: no recomiendo leer a menores de 18 años, gracias.