|00| Las naciones del sol y la luna.

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[Una pequeña lección de historia sobre las naciones de Dragonsford y Nightsford]


Los maesters de la academia Djawady, encargados de preservar las historias de los cinco reinos de Poniente, han utilizado el año de la creación del imperio de Charlesttones como punto de referencia cronológica durante los catorce siglos que marcaron los territorios de Poniente. Sea así, que se utiliza el "d.c." al datar nacimientos, defunciones, batallas y otros acontecimientos. 

Siendo así, nuestro recorrido por la historia de los cinco reinos, contrario a lo esperado, no iniciaremos en como se formó Charlesttones, sino, en como sucedió la conquista de las naciones de dragones. 

En el año 506 después de que se formara el reino de Charlesttones, el rey Charles Gong primero con el nombre , ordenó a diez mil de sus hombres explorar el terreno de montañas oscuras y bosques blancos que chocaban con sus fronteras naturales de montañas.

La primera persona nacida en Charlesttones que pisó el bosque gris, fue lady Elenai Manoban, una alfa de la guardia real. Su escuadrón de cien hombres se adentraron en el bosque y cruzaron montañas en busca de cualquier peligro que exterminar para poder expandir el territorio de Charlesttones. La primera vez que los hombres del mundo culto tuvieron conocimiento de los dragones, fue cuando llegaron al territorio de Tomyó, donde habitaban dos familias líderes de manadas de hombres, conocidos como los Baeron y los Byun. Los miembros de ambos bandos poseían rasgos similares, cabello plateado y ojos grises como las nubes, y con un arma que ningún ejercito de Charlesttones había conocido jamás: dragones. Los dragones de la manada de Tomyó no poseían alas, no volaban en los cielos, pero podían atacar a cualquiera y esfumarse como humo cuando se intentaba atacarlos y exterminarlos.

Lady Elenai quedó tan maravillada a su vez que aterrorizada por el descubrimiento de bestias que escupían fuego que estaban a disposición de un hombre. Así se conoció al primer "señor dragón", Byun Agerys, líder de la manada de los Byun. Hablaba una lengua desconocida para los nuevos conquistadores. Eran un grupo pequeño, así que el antiguo rey logró que uno de sus maestres, sir Fredderick Amtein, se uniera a la manada para saber como se relacionaban los "señores dragón" y entender la forma en la que se comunicaban. La lengua materna de los Byun era el "Adeorisna", era silenciosa, usaban señas para comunicarse y algunas vocales con entonaciones que parecían significar algo.

Al ver que no podrían adiestrar a los más adultos de esa manadas para hablar el idioma de Poniente, el rey Charles ordenó asesinar a base de veneno a los adultos del clan y dejar vivos a los niños para que pudieran hacerse a la idea de su nuevo rey y sus nuevas costumbres. Así se construyó el primer castillo de Tomyó, donde se decidió que la manada Byun sería quien gobernaría desde ahí bajo la tutela de uno de los consejeros del rey. Los Baeron fueron tomados como esclavos y llevados a Charlesttones con sus dragones para estar al cuidado de las fronteras de ciudades de Charlesttones.

Tras un mandato del rey Charles, dos escuadrones fueron enviados a adentrase más en las tierras inexploradas. Lady Elenai fue enviada al norte, donde sir Hernan Ortadi, había desaparecido misteriosamente. Al lograr cruzar las montañas de piedra oscura y arboles de troncos marrones y hojas negras, Elenai se enteró de que no sólo existían los dragones neblina de los Byun. Habían bestias peores, con alas como las aves, gigantes como castillos, y escupe fuego. El primer dragón encontrado de esa naturaleza fue un dragón infernal, de escamas rojas y afiladas garras, que era capaz de volar más alto que las nubes. Pero esos dragones eran temperamentales, tarde se dio cuenta, cuando uno de esos dragones, con apenas un metro voló sobre ellos y comenzó a atacarlos, más de la mitad de su escuadrón murieron en ese primer encuentro, de no ser porque conocieron al tercer señor de dragones. Minatozaki Sgiber, un enorme hombre de cabello tan rojo como el fuego y ojos tan verdes como las hojas de un arbol en primavera. A diferecia de los Byun, a diferencia de "los salvajes", la manada era extrañamente buena y bondadosa, no desconfiaban, y ese fue el terreno fácil de los conquistadores para arrodillar a los hombres de cabello rojo ante el rey soberano.

Los hijos del Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora