LA CANDIDATA- Chaelisa/Jensoo

CAPÍTULO 1

2022

¿Cómo se siente el amor?

Si alguien le hubiese hecho esa pregunta a Rosé hace un par de años, su respuesta hubiese sido inexistente. Los únicos referentes de amor que había tenido a lo largo de su vida habían sido todas esas películas cursis de adolescentes, que no siempre se apegaba mucho a la realidad.

También estaban sus padres, los cuales muy probablemente no eran el mejor ejemplo de un matrimonio saludable, después de todo no soportaron ni siquiera diez años juntos.

La parte restante a la que Rosé le debe su conocimiento, se debe a sus compañeros y amigos. Innumerables veces fue testigo de noviazgos fugaces, amores de verano, romances prohibidos y un montón de reacciones químicas. Todo esto ocurrió en la etapa más patética y probablemente la más divertida también, la escuela secundaria.

La mayoría de las relaciones que logró consolidar durante su etapa adolescente fueron en su mayoría poco entrañables, salió con un par de chicos, tuvo un breve enamoramiento por una compañera de clase, pero nada había sido realmente significativo, ninguna cosa lo fue, en realidad.

Nada en su vida había sido algo realmente digno para ser mencionado, nada corazones rotos, amores a primera vista o pérdidas significativas. Roseanne consideraba hasta cierto punto que su vida era demasiado monótona y aburrida, lo único probablemente significativo era su prometedora carrera.

Su vida era como el número dos, una constante, siempre de la misma forma, con el mismo valor. Fue así hasta que la conoció a ella, hasta que Lisa llegó a su vida.

Si alguien le pregunta ahora, ¿qué es el amor?

Roseanne respondería con certeza que el amor es la sonrisa de Lisa, el sonido de su voz, el color de sus ojos, la forma de sus labios, las historias que comparten, la electricidad que recorre su cuerpo cada vez que se tocan.

Amor es despertarse unos minutos antes solo para ver a Lisa dormir, solo para acariciar su mejilla con suavidad de la misma forma en la que lo ha hecho ahora y cientos de veces.

—Si sigues mirándome así voy a desaparecer. —escuchó decir Lisa, quien aún tenía los ojos cerrados, pero la sonrisa en su rostro había delatando que definitivamente no estaba dormida.

—Yo no estaba mirándote. Simplemente estás en mi campo de visión. —Rosé pudo sentir que la mano de Lisa que descansaba en su cintura, deslizarse lentamente a través de la fina tela que usaba como pijama. Eso le permitió acercarse aún más a la rubia, si es que eso era posible.

—Eres una terrible mentirosa. —respondió Lisa, finalmente abriendo los ojos. —Tienes suerte de gustarme tanto.

Ni siquiera le dio oportunidad a Rosé para responder, porque sus labios llegaron a los de ella, mucho antes de que una palabra pudiese ser pronunciada. Y si de algo no podía quejarse Roseanne, era precisamente de eso, ser silenciada de esa forma.

Lisa besó sus labios rápidamente al menos un par de veces, después hizo lo mismo con sus mejillas.

—Buenos días, por cierto. —¿Cómo alguien podía ser tan perfecto a estas horas de la mañana? Lisa simplemente no podía entenderlo. —¿Dormiste bien?

Roseanne no hizo nada más que asentir y presionar su rostro sobre el cuello de Lisa, le encantaba sentirla tan cerca, aspirar su aroma, amaba escuchar los latidos de su corazón.

—Rosie, sabes que no podemos quedarnos aquí para siempre, ¿verdad?

—¿Por qué no? ¿Tienes algo mejor que hacer que abrazar a tu novia? —Al escuchar esas palabras, Lisa recordó que efectivamente tenía algo por hacer.