Algolagnia - Bakutoga

Extraño

Unas varias semanas habían pasado desde que su amigo había sido capturado y encontrado, recordaba el momento en que no le pudo avisar a tiempo sobre el nomu que iba a su dirección, pero decir que apareció de la nada no era una mentira, realmente apenas giro por una esquina cuando vio a esa cosa a pocos metros del cenizo.

En esos días en que estuvo capturado, ella se sintió muy mal, no es que hubiera podido haber hecho algo, si ni siquiera el más fuerte de la clase pudo esquivar al nomu, dudaba que ella hubiera sido de mejor ayuda, al menos pensaba que pudo haber sido de ayuda avisando antes, así tal vez él no hubiera sido capturado y expuesto a quien sabe que torturas, por que algo era seguro, su amigo había cambiado en esos días.

No era la única que lo notó, todos lo veían muy diferente, tenía un aura muy particular, no era nada mala pero tampoco era algo bueno, simplemente era extraño. El cenizo mismo le dijo que estuviera tranquila, que estaba en perfecto estado, pero era difícil afirmar eso cuando últimamente observaba como poco a poco las antiguas cicatrices de cierta villana eran más visibles en su brazo.

Tiempo atrás, cuando fue capturado por primera vez, recordaba como al volver con ellos, el cenizo estaba enojado por saber de la existencia de una marca imborrable en su piel, una marca que más bien era un nombre, el de una villana. Sobra decir que los medios se lo comieron vivo por esto, pues cuando una cámara logró revelar a mejor detalle esto, comenzaron a tacharlo de espía y de cómplice de la caída del héroe número uno.

Todo su primer año fue tumultuoso, incluso tuvo que verse forzado a maquillarse el brazo o usar manga larga para que esto no fuese visto por nadie. Lo cual en sus palabras más honestas, era una "mierda".

—Oye, Bakugo, ¿seguro que no te vas a cubrir la cicatriz?

—¡Hu! Ya déjalo, Orejas. Ya lo ha visto todo el mundo, me da igual que vuelvan a salir rumores estúpidos.

—Pero...

No iba a decirlo, pero le resultaba algo incómodo verlo con esa marca, después de todo, esa marca emitía una sensación muy desagradable o tal vez, era simplemente el nombre el que le causaba ese asco en general.

—Deja el tema ya. Venimos a ser el apoyo de Kirishima para su cita, no hay que tener un ambiente de mierda, orejas.

En el presente, estaban siendo de "sujeta velas" para su amigo pelirrojo, se había dignado en pedirle una cita a cierta pelirrosa y la misma había aceptado con energía, solo había un problema, el pelirrojo era demasiado tímido en estas situaciones que pensó que se iba a quedar congelado e iba a dar una mala impresión.

Por ello, insistió en que fuera una cita doble, una donde vendrían personas importantes para que no se fuera a quedar en modo espera toda la cita. Primero se lo pidió a cierto pecoso, pero ya que este carecía de la misma experiencia, el solo hecho de imaginar estar en medio de una cita y cometer un error lo dejo más rojo que su propio cabello.

Pensó en el resto de sus amigos, pero ninguno cumplía bien la función de soporte o de dosis de realidad. Para su sorpresa, cuando le comentó esto al cenizo, accedió, pero para mayor sorpresa todavía, este invito a la pelimorada, quien algo dudosa decidió aceptar la propuesta.

Para ella fue algo sorprendente, su primera cita era con alguien totalmente distinto a ella, al menos eso hubiera pensado hace un año. Ahora, veía que no sonaba tan mal, pues por alguna extraña razón, el cenizo la había estado invitando cada vez más a sus cosas, fueran patrullar o estudiar juntos; podía decir que habían pasado mucho tiempo juntos, prácticamente apenas podía alejarse de este, incluso se lo hizo saber, aunque no lo tomó tan bien.

Ahora, acá estaba, en una cita doble con su amigo explosivo, quien estaba sentado al lado suyo dándole una ojeada a su celular.

—Oye, ¿Qué tienes en el cuello?—La mano de la pelimorada viajo a la piel del explosivo, pero antes de poder llegar a más, él sólo cubrió su piel con su mano mientras que se rascaba un poco la piel.