El último y ya

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"La vida se apaga y se enciende a voluntad, sin esperar a que estemos preparados."

Scott Fitzgerald


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Escuché mi nombre al final de la lista. Sentí como si un balde de agua fría hubiese caído sobre mí y, inevitablemente, miré a Alejandra con sensación de derrota, pero ella solo me sonrió tratando de transmitirme tranquilidad. Así que simplemente me hice al final de la fila de mi nuevo grupo mientras finalizaba todo el proceso. Cuando nos dijeron que ya podíamos retirarnos, después de indicarnos que las clases iniciarían la siguiente semana, me acerqué al director cruzando los dedos por la posibilidad de que pudiera transferirme a la clase D.

-Hola, director, disculpe la molestia. Sé que es muy tedioso y que está ocupado, pero, ¿no es posible que me pueda transferir a la clase D? -le dije casi rogando, intentando parecer lo suficientemente convincente para que aceptara mi solicitud.

El director se quedó pensando por un instante mientras me miraba. Conocía muy bien mi caso y yo sabía que lo sabía; sin embargo, la respuesta no era la que esperaba.

-Señorita, creo que sería una maravillosa oportunidad que su reintegración se dé en un nuevo grupo. Además, por su historial académico, estoy seguro de que es más adecuado a sus necesidades -me dijo mirándome fijamente mientras ajustaba sus lentes, evidenciando sus ojos de escleróticas negras y pupilas rojas-. Lo siento, ya debo retirarme; tengo una reunión a la que asistir -dijo a modo de despedida.

Mientras veía su espalda entrando a la zona de profesores, solté un gran suspiro lleno de resignación, pues definitivamente tenía la esperanza de volver con mis amigos. Así que solo nos despedimos y me fui rápidamente a mi casa. Me esperaba un nuevo hábito que adopté recientemente desde mi viaje: leer. Todo inició con un reto de una prima odiosa que me llevó a conocer nuevos mundos que prácticamente devoraba en noches enteras. Se volvió un compañero en la soledad que no sabía que empezaba a habitar y crecer en mi interior.

Cuando llegué, aún no había nadie. Calenté un poco de comida antes de subir a mi habitación, ponerme la pijama y ponerme a leer. Mientras me sumergía en una nueva historia donde la protagonista era la heroína que cambiaba a los que la rodeaban para salvar al mundo y derrotar al malvado villano que quería destruirla, escuché la puerta.

Asustada, levanté la mirada para ver a mi madre sonreír.

-Si lees a oscuras, te va a doler la cabeza -me dijo mientras se acercaba a darme un beso en la frente y luego encendía la luz.

-Lo siento, perdí la noción del tiempo y no noté que se había hecho tan tarde.

-Umm, como sea. ¿Quieres cenar?

-No, gracias. La verdad no tengo apetito y hoy fue un día agotador.

-Bien, ya me contarás cuando te sientas mejor. En todo caso, no te duermas muy tarde; sabes que eres muy delicada y cuando no descansas te enfermas con facilidad -me dijo mientras se acercaba a la salida de mi habitación, mirándome, sabiendo que probablemente igual dormiría hasta tarde.

Levantando el teléfono y señalando la pantalla, solo le dije:

-El último y ya.

Entonces ella asintió mientras salía, cerrando la puerta. Yo solo me quedé mirando el teléfono sin leer realmente, solo mirando las letras en la pantalla. Luego me acosté en mi cama, mirando el techo, pensando en todo lo que había pasado hasta ese momento, después de un largo día, me sumergí en mis pensamientos, reflexionando sobre mi apariencia inusual y las complicaciones que conllevaba. Mis características semi-elfas, combinadas con la mitad de mi herencia oscura, siempre habían llamado la atención y, a veces, incluso generado miedo entre mis compañeros. Mis ojos amatista y mi piel pálida a menudo me hacían sentir como si estuviera atrapada entre dos mundos. Sin embargo, las palabras de mi madre resonaron en mi mente, instándome a aceptarme tal como soy y afrontar el mundo con valentía.

Con esa determinación, cerré los ojos, anhelando que el nuevo día trajera consigo nuevas oportunidades y desafíos. Reflexioné sobre todos los cambios que habían impactado mi vida y, a pesar de las dificultades, opté por aceptarlos. Inspirada por la fuerza de la heroína de mi libro, me aferré a la esperanza de que también yo podría superar cualquier obstáculo que se presentara en mi camino. Con el deseo de dejar atrás mis preocupaciones, me sumergí de nuevo en la lectura, casi olvidando mi propia existencia mientras me transportaba al mundo de la historia, hasta que finalmente fuí llevada por los brazos de morfeo.

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⏰ Última actualización: Jun 05 ⏰

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