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Apenas estacionó frente a su casa, vió el carro negro deportivo que por muchos años aparcaba en el garage.

—Joder... — Lisa murmuró, dejó salir un suspiro antes de tomar su bolso y salir de su auto. Allojó el amarre de su cinturón en su cintura, sintiéndose asfixiada mientras caminaba hacia la entrada de su casa, ignorando la presencia del auto.

Aunque no pudo ignorar el sonido de la puerta del carro al abrirse y cerrar, ni mucho menos los gritos que provenían desde esa distancia, con esa voz. La voz de su ex esposo.

—¡Lisa, vamos, no lo hagas más difícil! — gritó Sehun, pero Lisa continuo abriendo su puerta hasta que su temblorosa mano dió con la cerradura y logró abrirla.

Pero, y para su desgracia, antes de poder cerrarla Sehun llegó a su lado y entró como si aún viviera en aquella casa. La ansiedad de Lisa se elevó al mirar a Sehun nuevamente después de tanto tiempo, aún seguía igual de guapo e impecable. Un hombre de negocios que desprendía superioridad y elegancia en cada poro de su cuerpo.

—Ya lo hablamos, Sehun — orgulloso de su tono tosco. Lisa dijo. —No detendré el divorcio, ni por tu insistencia ni por la de mi madre. Así que mejor vete, no eres bienvenido aquí — apuntó a la puerta, cada bello de su cuerpo erizado por la irritación de tener a su ex esposo tan cerca.

Por muchos años lo amó, Dios, lo amó como nunca amó a nadie. Pero él la traicionó y ahora todo lo que veía frente a él era el hombre que rompió su corazón, el mismo imbécil descarado que ahora pedía cancelar la demanda del divorcio debido a un ascenso de su trabajo. Y por supuesto que la querida madre de Lisa estaría de acuerdo con Sehun, porque las apariencias eran lo más importante para la mujer, más que la estabilidad emocional de su hija.

—Estás siendo irracional, Lily — Lisa apretó los dientes ante el apodo. —Aún podemos ser la pareja que éramos hace años... Vamos a terapia.

Lisa puso los ojos en blanco y se tragó todos los insultos que tenia en su mente. —¿Cómo está Joy? — preguntó, y la quijada de Sehun se apretó tanto que Lisa la vio vibrar. —¿Acaso ella está de acuerdo en que vengas a joderme con tus excusas sobre recuperar nuestro matrimonio cuando todo lo que quieres es tu maldito ascenso?

La cara de Sehun se transformó, pero rápidamente lo disimuló y le volvió a sonreir a Losa. Aquella sonrisa que antes la hubiera derretido, y no pudo evitar sentirse aliviada de ya no caer por ella.

—Vete o llamaré a mi abogado — Lisa dijo, su tono amenazante acompañado de su mejor mirada fría.

Sehun dejó salir un suspiro quejumbroso. —No hemos terminado esta conversación. Tú madre está de acuerdo conmigo, lo sabes.

Oh, lo sabía muy bien.

Se encargaba de recordarle una y otra vez que no le convenía firmar esos papeles. Que debía intentar recuperar a su marido, que no podía rendirse tan fácil.

Puras palabras vacías para encubrir la real razón: las apariencias. La madre de Lisa vivía de las apariencias, y no podía permitir que su hija se divorciara de un importante empresario en ascenso.

—Largo, ahora — apuntó a la puerta.

Sehun finalmente se rindió y salió de la casa de Lisa. Esta por fin se sintió en paz, más tranquila al saber que su ex esposo por fin se había ido.

Aunque su tranquilidad se vió arrebatada cuando la vieja mujer que estaba en silencio en la sala lo miró. Las mejillas de Lisa enrojecieron, por vergüenza e ira.

—Lo siento, señora Shin. No debió oír eso. — murmuró cabizbaja.

La señora Shin resopló. —He oído peores.

»JAIL 🌹 +18 [ Lizkook ] Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora