One-shots |Heehoon|

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"El bosque presenciaba con curiosidad el extraño encuentro entre un elfo guerrero y un sanador"

Muy dentro en el corazón de un vasto y antiguo bosque, se encontraba la secreta y maravillosa ciudad de Sylvadria la cual era habitadas por elfos, esta ciudad era el asentamiento élfico mas grande y armonioso en aquel bosque. Era un lugar donde la grandiosa magia de la naturaleza y la fantástica arquitectura se fusionaban en perfecta armonía. Los techos de madera eran cubiertos por tanto musgo que se veían suaves y verdes, y las paredes de roca estaban cubiertas de hiedra que donde florecía una diversidad de flores formando una sinfonía de colores a lo largo del año. En cada esquina, las flores brillaban con una mágica luz suave, iluminando las noches oscuras que carecían de luna los senderos de piedra blanca que serpenteaban entre los árboles gigantescos.

A las afueras de esta encantadora ciudad, donde las hermosas construcciones eran menos frecuentes, los árboles eran más frondosos y altos dando un aspecto denso al bosque que rodeaba la ciudad, donde los sonidos de la naturaleza se escuchaban más pronunciados y claro, dos elfos estaban destinados a encontrarse.

Sunghoon, un elfo alto, esbelto de rostro sereno y manos delicadas, en un claro del bosque estaba inclinado sobre un pequeño grupo de flores blancas de las cuales sobresalían sus grandes pistilos amarillos iluminados por la magia del lugar. Él poseía el don de las plantas, que le daba un basto conocimiento de las plantas permitiéndole maximizar las propiedades curativas de cada planta con solo tocarlas con sus manos, este don le dio una gran habilidad para curar y lo había convertido en el sanador más buscado de Sylvadria. Su largo cabello plateado caía en cascada sobre sus hombros mientras susurraba a las plantas palabras élficas que hacían presente su don, sintiendo su respuesta a través de un suave cosquilleo en sus dedos. El claro estaba lleno de aromas dulces y frescos, con rayos de sol traviesos que lograban filtrarse entre las hojas, creando un ambiente casi etéreo.

De repente, una figura alta y robusta emergió de entre las sombras de los árboles. Heeseung, uno de los elfos guerreros de Sylvadria, caminaba con una confianza innata. Dominaba el poder del fuego, cuyo poder le había dado su lugar dentro de los guardianes de la ciudad y su presencia era imponente, irradiando una energía cálida y vibrante que contrastaba con la serenidad del entorno. Los árboles a su alrededor parecían inclinarse ligeramente, como reconociendo su poder dándole paso libre al inminente y poderoso elfo.

¿Qué haces tan lejos de la ciudad, Sunghoon? – preguntó Heeseung, su voz grave rompiendo el tranquilo murmullo del bosque.

Sunghoon levantó la mirada, sorprendido por la repentina presencia frente a él, pero no asustado.

Recolectando plantas medicinales. Algunas solo crecen aquí, lejos del bullicio del reino siendo sinceros si yo fuera una planta tan hermosa como esta también crecería fuera del abrumador bullicio – Detrás de él, una cascada pequeña vertía sus aguas cristalinas en un riachuelo que serpenteaba suavemente por el claro dejando escuchar el ruido que hacia el agua al caer, reflejando los colores del cielo.

Nunca te había visto fuera de la ciudad. Es un placer conocerte en un entorno tan natural. – Heeseung dijo mientras se acercó, manteniendo su mirada fija en las delicadas manos de Sunghoon que hacían hábilmente su trabajo.

Y yo nunca había visto a un guerrero tan fuerte aquí. ¿Qué te trae por estos lugares? No deberías estar dentro evitando que las personas discutan – Sunghoon sonrió preguntando con sus ojos brillando con curiosidad.

Patrullando los límites. Hay rumores de elfos oscuros merodeando – respondió Heeseung, sin dejar de observar a Sunghoon – Pero parece que he encontrado algo mucho más interesante.