𝘾𝙪𝙥𝙞𝙙𝙤 𝙗𝙤𝙧𝙧𝙖𝙘𝙝𝙤

97 12 0
                                    

Hay una tradición en su país para San Valentín: los chicos les regalan a las chicas chocolates de diversos sabores y tamaños para expresar sus sentimientos amorosos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hay una tradición en su país para San Valentín: los chicos les regalan a las chicas chocolates de diversos sabores y tamaños para expresar sus sentimientos amorosos.

Era una forma de confesarse con la muchacha que les gustaba, o para las parejas ya formadas, de impulsar ese sentimiento de cariño hacia el otro.

Sunghoon nunca, en su corta vida de diecisiete años, había tenido la intención de obsequiar chocolates.

Hasta ese año, en donde sus ojos parecían no poder apartarse de Shim Jaeyun, un joven de su clase que siempre parecía rodeado de la gente más popular de aquel instituto. Tenía el cabello ondulado y rubio, una sonrisa hermosa y una actitud aun más increíble. A pesar de ser conocido por todos allí, Jaeyun jamás se había comportado de manera brusca o antipática con alguien. Al contrario, iluminaba los salones con sus buenas energías.

Y no fue diferente cuando entró al taller de arte, el refugio de Park Sunghoon. Llegó entusiasmado, aportando a la clase y ayudando a sus compañeros cada que los veía en apuros.

Al inicio, Sunghoon no le prestó mucha
atención. En el fondo de su corazón sentía incomodad por tener a alguien que era todo lo contrario a él en su clase preferida. Jaeyun era extrovertido, Sunghoon introvertido. Jaeyun brillaba, Sunghoon se ocultaba entre las sombras del óleo. Jaeyun hacía amigos en cada parte que iba, Sunghoon era un alma solitaria. Un niño perdido en la cohibición y el nerviosismo.

Aunque eso no le impidió al mayor acercarse a hablarle, halagándolo de sus pinturas y lo bien que dibujaba. Sunghoon se dijo que debía dejar de sentirlo algo especial, porque Jaeyun era así con todo el mundo; agradable, hogareño. Pero es que su corazón era iluso y su admiración por el castaño no dejó de crecer, concluyendo así que se había enamorado de esa preciosa estrella.

No eran amigos como tal, pero Shim no dudaba en saludarlo cuando lo veía pasar por los pasillos y eso solo empeoraba la situación.

Sunghoon creyó que Cupido era, o un ineficaz en su trabajo cuando le apuntó para que gustara de otro chico, o simplemente en el momento que lo flechó estaba tomado.

¿Por qué le haría algo cómo eso?

Su misión era sencilla, apuntar y dejar ser. ¡Pero apuntó hacia la persona incorrecta! ¡Dos chicos! ¡Dos chicos en un mundo donde los San valentines se pasaban entre mujeres y hombres!

Sentía cierto rechazo hacia ese enano de alas y arco, pero al fin y al cabo era lo que le había tocado.

──¿Comprarás chocolates para alguna chica, Hoonie?── preguntó una tarde su madre, ambos bebiendo té en la mesa de la cocina.

Sunghoon no pudo evitarlo y se sonrojó, imaginando qué pasaría si le daba uno a Jaeyun. Era una idea descabellada sin duda, y negó con la cabeza antes de seguir en su mundo de fantasía donde se permitía ser correspondido.

‎ ‎ ¡𝗖𝘂𝗽𝗶𝗱𝗼 𝘀𝗲 𝗵𝗮 𝘁𝗼mado unas copas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora