Maldito sea aquel día

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Maldito sea aquel día, en el que con las manos vacías. Acepté unir tu vida junta a la mía.
Maldito sea aquel día, en dónde con una jarra vacía, y con más de una pena sosteniendo en mis manos, te vi de lejos estar en otros brazos.

Maldito sea aquel día, en donde creí cada palabra que decías. Manteniendo cada una de tus mentiras escondidas ante tu lengua vil.

Maldito sea aquel día donde aún con lagrimas en el corazón, y una sonrisa dibujada en los labios. Acepté la tragedia más grande, la cual te arrebata de mis brazos, supe en ese momento que la promesa que hicimos ante el viento. No era más que palabras vacías, iguales a tus mentiras. A las cuales nadie en esta vida era incluso capaz de descubrirlas.

Maldito y maldecido día, en donde tu vida no era mía, y la mía no te pertenecía. En donde al igual que tus promesas, nunca existiría un nosotros en donde ilusoriamente creía que viviríamos con alegría. La misma alegría que me quitaste, la misma a la que fuiste capaz de burlarte. Y creyendome alguien insignificante, me tiraste y desechaste. Por una mujer con la que nunca fuste capaz de volver a encontrarte.

Cuentos cantados en versosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora