0.29 [Renacer]

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- ¡Annabeth! -Un movimiento brusco y un grito desesperado me esperaban a lo lejos. Simplemente, yo no podía abrir mis ojos. -¡Joder, Annabeth, despierta!

-Yo la cargaré... Tenemos que irnos, él se está acercando, acaba de matar a su propio hermano...

¿Hermano? ¿De qué mierda están hablando? ¿MATTHEO? Él tiene que estar bien.

-Sebastian, estás sangrando...

-Regulus, tenemos que sacarla.

-Él acaba de lastimar a Pansy, necesitamos irnos. -La voz de Blaise se escuchaba lejos.

Un humo espeso comenzaba a colarse por mis fosas nasales, lo que me impedía respirar cada vez más.

Intenté moverme, pero el dolor se disparó por mi cuerpo, y una mueca se escapó se mis labios.

¿Por qué carajos no puedo despertar?

¡Annabeth! La voz resonaba una y otra vez, un eco angustiado que revelaba mi mente.

- Despierta, por favor - Suplico Regulus, su voz desgarradora.

- No puedo... - murmure, sintiendo que las palabras se quedaban atrapadas en mi garganta.

No se cuanto tiempo después, la oscuridad comenzó a despejarse. A través de un velo de humo y confusión vi figuras familiares.

Sebastian... su hermoso rostro pálido qué siempre me brindaba seguridad, marcado por la sangre qué corría por su frente y sus brazos.

Regulus y Blaise, lastimados y con quemaduras.

- ¿Dónde está Tom? - Logre preguntar, mi voz apenas un susurro.

- No importa ahora, - Respondió Regulus con brusquedad - Él no puede encontrarnos aquí.

Un estruendo resonó a lo lejos, seguido de un grito. La adrenalina comenzó a circular en mi sistema mientras intentaba recordar cómo había llegado a esta habitación.

- Escuchaste Nagguini - Esa maldita voz ronca llena de arrogancia.- Que no podemos encontrarlos aquí.

Me incorpore con esfuerzo, y de inmediato, Sebastian me tomó del brazo.

- Quita tus sucias manos de mi mujer. - Soltó inmediatamente haciéndome soltar una arcada de vomito imaginaria.

En ese momento, comprendí que estaba atrapada en un juego que no elegí. Tom había tenido el control sobre mi durante demasiado tiempo, y ahora se había convertido en mi mayor miedo.

- Nos la vamos a llevar.

- En tus más esquizofrenicos sueños Dumbeldore. - Dijo roatán de acercarse poco a poco.

Hice un movimiento que me llevó al suelo haciendo que cruzara miradas con la estúpida serpiente que se lanzó a mi en cuanto pudo.

Me preparé mentalmente ya que no tenía la maldita fuerza para defenderme. Levante la mano con dificultad para por lo menos dar más ventaja, me quedé inmóvil esperando la mordida... que jamás llego.

Pero lo que si llego, fue un grito desgarrador, no solo de Tom Riddle, si no mío.

Ambas voces sonaron como una retumbando en la habitación, un dolor insoportable en mi vientre acompañado de un ardor como ni en las peores torturas.

Al levantar la mirada, la estúpida serpiente callendo calcinada. No quedaba nada de la pobre.

Tom y yo nos quedamos estáticos al igual que todos en la habitación, el solo me miraba a mi, miraba mi vientre donde estaba mi mano reposando.

El silencio se apoderó de la habitación mientras Tom y yo nos mirábamos. Su expresión era una mezcla de furia y confusión. Yo, en cambio, sentía una oleada de miedo y odio, pero también una determinación férrea.

- ¿Desde cuándo lo sabes? -preguntó, su voz baja pero cargada de amenaza.

- No me hables, imbécil -le respondí, mi tono más firme de lo que esperaba, aunque el miedo aún apretaba mi pecho.

El dolor en mi vientre era insoportable, pero no podía mostrar debilidad. No ante él.

Tom dio un paso hacia mí, pero Sebastian y Regulus se interpusieron inmediatamente, protegiéndome. La tensión en la habitación era palpable, cada movimiento parecía ralentizado por la gravedad del momento.

- ¡Hazte a un lado! -ordenó Tom con un destello de furia en sus ojos- Esto es entre Annabeth y yo.

- Ya no tienes ningún control sobre ella -contestó Sebastian con los dientes apretados, su mano sujetando mi brazo de manera protectora.

- Es mía -gruñó Tom, su mirada volviendo a fijarse en mí. Esa misma mirada que había logrado aterrorizarme tantas veces en el pasado, pero ya no. No ahora.

- Nunca lo fui -espeté, liberándome del agarre de Sebastian y dando un paso hacia adelante. Podía sentir el poder surgiendo dentro de mí, ese fuego que había permanecido dormido durante tanto tiempo ahora comenzaba a arder.

Tom frunció el ceño, visiblemente confundido por mi nueva actitud. Pero yo ya no era la mujer que él había manipulado.

- Esto se termina aquí, Tom -dije, con una voz cansada- No vas a controlarme más. Ni a mí, ni a ellos, espete y el fijo su mirada en mi vientre.

Sus ojos se entrecerraron peligrosamente al escuchar la última palabra. Por primera vez, pude ver un atisbo de duda en su rostro.

- ¿De verdad crees que puedes enfrentarte a mí? -rió, con esa arrogancia que siempre lo había caracterizado- No tienes idea del poder que controlo.

- Puede que no -le contesté- pero estoy dispuesta a pelear hasta el final. Y te aguantas.

Justo en ese momento, un estruendo resonó detrás de él. Las puertas de la habitación se abrieron de golpe y una oleada de humo y sombras se apoderaron del lugar. Tom se giró, con la rabia estampada en su rostro, mientras figuras encapuchadas avanzaban hacia él y aproveche para lanzar un hechizo.

- ¡Crucio! - Grite con las fuerzas que me quedaban, viéndolo caer y retorciéndose ante mis ojos, desatando así el dolor en mi de nuevo.

- Nos vamos -dijo Regulus, tomándome de la mano.

Me aferré a la mano de Sebastian, mis piernas temblorosas apenas me sostenían, pero no aparté la vista de Tom. Quería que entendiera que ya no me tenía.

- No has ganado -dijo Tom, con un susurro peligroso, sus ojos fijos en los míos mientras se retorcía en el suelo.

Lo miré con frialdad, y mi respuesta fue simple.

- Ya lo hice.

Sin pensarlo, corrí hacia la salida con Sebastian, Blaise y Regulus detrás de mí, mientras la batalla entre Tom y los recién llegados comenzaba a desatarse a nuestras espaldas.

Pero esto no había terminado. Ni para mí, ni para Tom. Y él lo sabía.

Xoxo

RESILIENCIA Fanfic SLYTHERIN BOYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora