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Después de aquel beso, -como era de esperarse- los dos confesaron sus sentimientos, y agradecían que Chan no haya olvidado nada, ya que estaba muy borracho.
Los dos llevaban un tiempo saliendo sin ser nada aún. De repente, se besaban en cualquier lugar que estuviera lejos de la vía pública, y se deleitaban un buen rato sin llegar a más que besos, y un par de caricias sutiles y tiernas.
Pero todo eso cambiaría hoy, porque Chan tenía una gran sorpresa para su bro, no tan bro.
— Channie, no veo nada. ¿A dónde me llevas? — decía, intentando quitar la venda de sus ojos.
— No te preocupes, ya casi llegamos.
Avanzaron unos cuántos metros más, y Chan le quitó aquella venda, dejando ver el lugar favorito de Felix; el parque de diversiones.
— ¿Q-qué hacemos aquí? — preguntó ansioso.
— Quise elegir un buen lugar, pero no tenía presupuesto para una cena romántica en un lugar súper lujoso, así que te traje a tu lugar favorito — Felix sentía sus ojos acuosos, todo lo tenía tan conmovido — Lix, sé que no soy el chico perfecto, que tengo miles de defectos e incluso siento que no te merezco. Tú eres... La mejor persona que he conocido, y es por eso que te traje aquí, prácticamente a rogarte. ¿Me dejarías ser tu novio?
El beso que Lix le plantó al contrario fue más que un sí a su pregunta, aunque de vez en cuando Chan era muy inseguro, y mejor decidió asegurarse.
— ¿Eso es un sí?
— ¡Sí, sí, sí! ¡Sí quiero! — exclamó emocionado.
Los dos volvieron a juntar sus labios en un beso aún más bonito y mágico que los demás. Las personas alrededor aplaudían al ver la escena, y otras gritaban de felicidad.
— ¡¡Pido ser la madrina de la boda!! — se escuchó el grito de una chica, no muy lejos de dónde estaban.
Y así es como los bros se convierten en novios, porque sí, ser novios también es de bros.
¡fin!
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