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—¿Qué le dice? — Murmuran las demás. Becca las observa con el rabillo del ojo, pero ante tremenda revelación, la vista le falla. Asomándose y alejándose por segundo. Como si el mundo fuera un panal de abejas. Temerosa al qué dirán, agarra a Freen de la muñeca y las camina de vuelta al Lamborghini. Le abre la puerta y la manda a casa. —Oye, me da igual si eres una superestrella, pero lo privado es privado. Nos veremos la otra semana, ¿no? Pues allá nos conocemos.

Freen la mira interrogante. Era la primera vez que alguien rechazaba su presencia. Sí ha tenido haters, pero ni ellos se atrevían a tanto.

—Pero vine hasta acá a verte–

—Regresa como viniste. Nadie te pidió que vinieras. Yo no pedí verte antes. Pareces sorprendida. Mamá no les dijo todo sobre mí a ustedes entonces. Espera a que estés en casa, hermanastra. Seré tan insoportable como la peste de la basura.

—No entiendo tu actitud.

—Nunca lo harás.

Una avalancha de chicas empujan a Becca exclamando: —NO LA DEJES IRSE AÚN. — y pidiendo autógrafos a ZUZUFRIEND. Pip recoge a Becca del suelo, a un lado del montón de fanáticas, entonces Becca ve que Freen la sigue mirando. Decepcionada. Una parte de ella siente culpa, pero la otra celebra la posibilidad de espantar a la madrastra. Pip le pregunta a Becca si fue idea suya la revelación de Freen, pero Becca sólo le dice que vayan adentro.

Adentro, con las chicas anotando lo que está en la pizarra, la profesora interrumpe a todas. —¡Oh por Dios! ZuzuFriend, mi hija es tu fan.

—¿De verdad? Gracias. Si necesita una firma o foto puede aprovechar que estoy aquí.

—¡Me gustaría una foto!

Becky rueda los ojos, soltando el lápiz mientras jura que esto es una broma. Jane vuelve a ahogar un gemido.

—Vengo aquí para sentarme junto a una estudiante. Prometo portarme bien.

—¡Oh, por supuesto! Anda.

—Gracias.

Freen sube los escalones para sentarse al lado de Becky. Con una rodilla sobre la otra. Exponiendo un poco de sus muslos. —Escribes bonito. Quisiera escribir así. — Freen la halaga.

—Dijiste que ibas a estar calladita, polizona.

—Qué carácter. — Freen pretende escalofríos para asomarse sobre Becky y saludar a las demás. Las demás sonríen hiper nerviosas.

Becky escribe tan y tan fuerte que quiebra la punta del lápiz. Volando el carbón hacia una de las mejillas de Freen y raspándola. —¡Auch! — La idol se cubre el cachete.

Becky la mira. Indecisa de cómo actuar. —Perdón. — Gruñó sobre un hombro antes de seguir escribiendo. Negando la idea de mirarla.

Freen sonrió un poco ante eso.

•••

Becky toma P. E. antes de salir entonces se prepara para jugar voley. Ella ya tiene la camiseta de tirantes lista, los cortos y las zapatillas. Su cabello atado en una bola desgreñada.  Mira a las gradas dónde se encuentra Freen mirándola, cruzada de piernas tal y como en todas las clases. Esa era su manera de sentarse. Muchas chicas le hablan. Ella responde, pero sin importar qué, siempre mira a Becky. —Le voy a tirar la pelota en la cara para que se le borre la sonrisa. — Ella murmura, a lo que sus amigas responden:

—¡No te atrevas!

El deporte comienza cuando el profesor sopla en el silbato. Las zapatillas chillán por toda la cancha mezcladas con el sonido de la pelota y los jadeos femeninos.
El teléfono de Freen vibra entonces ella lo saca del bolsillo.

Mala Hermana» FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora