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'Cómo contarle a tus hijos que volverás a contraer matrimonio' Era el título que Anne no paraba de leer los siete días de la semana. Pensando y pensando cómo le diría a su hija que se iba a casar otra vez. Sobre todo que se iba a casar con una mujer. Rebecca era una buena niña. Algo insolente a veces, pero obediente. Aún así tenía un pequeño problema. A su mamá no le molestaba, pero en este caso sí daría problemas. Rebecca era homofóbica. Odiaba a los gays con todas sus fuerzas.

Anne solía ser así hasta que descubrió que ese odio no hacía sentido y se enamoró de alguien de su mismo género.

—Mamá, ¡voy a la escuela! — Rebecca baja las escaleras a paso rápido con la mochila sobre su espalda y las manos a sus costados. Tan alegre cómo siempre.

—¡Me voy a casar! — Su madre grita del susto y Becky se detiene en el último escalón. Anne su boca cubrió, la laptop cerró y bebió de su copa de vino. Becky rio sin gracia, con la esquina de la boca arqueada y el ceño fruncido. —Qué. — Hablo entre dientes. —Mamá, estás bromeando, ¿verdad?

—Lo siento, hija, no era mi intención decírtelo ahora, pero no podía aguantar más. De verdad.

Becky bajó la mochila de su espalda y tomó asiento frente a ella. —¿Estás segura de hacerlo?

—Sí, hija. Siempre amaré a tu papá y algún día lo volveré a ver, pero siete años fueron suficientes y mi corazón necesita amor.

Becky sonrió. Orgullosa de su madre. Arrastró las manos de su madre a sus labios y un beso sembró. —Siete años sí son suficientes. Al menos no fuiste cómo esos imbéciles que se casan a los dos meses de morir su pareja. — Ambas ríen. —¿Es alguien bueno?

—Becky, quiero que me escuches bien, ¿sí? Sin alterarte. Quiero que seas una buena niña y respetes la decisión de mamá. 

—En primera, tengo quince, mamá. No me hables cómo una bebé. Y en segunda, me estás asustando. ¿Acaso te vas a casar con Al Pacino?

Su madre hizo de sus labios una línea delgada y las mejillas infló. —Me voy a casar con una mujer.

«Me voy a casar con una mujer
mujer
mujer
mu      je    r»

El pronombre resonó en la cabeza de Becky una tras otra vez y la campana de la escuela católica sentenció su pérdida de consciencia. Se sintió como flotar, y pensó que volaba, pero con el paso de los segundos, supo que caía para atrás y fuera de la silla.

—¡Becky! — Lo último que sus ojos vieron fue a Anne asomándose asustada e intentando atraparla en sus manos, pero dió con el suelo.

SUEÑO DE BECKY:

Becky despierta y lo primero que sus ojos enfocan es a su madre al final de la cama en el hospital. —¿Mamá? Ay mamá. Tuve una pesadilla. Soñé que me decías que te ibas a casar y–

—¡Hija, al fin despertaste! Ahora te puedo presentar a tu madrastra.

Su madre no para de sonreír y voltea a la puerta.

—¿Madrastra?

Mientras Becky pregunta, una mujer elegante y alta entra por la puerta. La mujer rodea a su mamá de la cintura con un brazo. —Hola, Becky. Seré tu madrastra de ahora en adelante.

—NO. MAMÁ. QUÍTALE TUS MANOS DE ENCIMA. ENFERMERA, YA NO QUIERO VIVIR, DESCONECTAME. ENFERMERA. — Becky aparta la mirada para jalar el cable y la sangre sale a borbotones. —Rayos. Esto no es cómo lo muestran en las películas. — Al regresar su mirada en la pareja, su madre está embarazada.

—MAMÁ. QUÉ. CÓMO ES POSIBLE, ¿ERES TRASVESTI? — Becky le grita a la futura madrastra.

—Mira, mi niña, tendrás una hermanastra. — Su madre dice y cómo por arte de magia, aparece un bebé en sus brazos, envuelto en toallas. Y succionando de un chupón.

Mala Hermana» FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora