La propuesta

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Chiara

Viernes por fin y eso significaba que había conseguido terminar sana y salva mi primera semana como profesora en "El Parque". Por suerte, pude hacerme con mi clase y cumplí el trato que les hice, asique en esta semana ya había tocado una canción de Taylor Swift y otra de Rauw Alejandro, si, dos estilos para nada parecidos, ni yo se como lo he hecho.

Mi relación con Martin y Juanjo era bastante buena. El jueves coincidí con Martin un rato y pude darle clases como me pidió, y he de reconocer que se le daban bastante bien. Una de las cosas buenas que tenía este centro, era el profesorado tan joven que había, quitando algunas excepciones claro, pero al final me hacía sentir más integrada de ver a gente de mi edad dar clase. Es una sensación difícil de explicar.

Durante la semana también veía a Violeta en la cafetería cada mañana que iba a por el café. A veces al verla, recordaba la reunión que tuvimos y como metí la pata con lo de sus padres. Suelo sobre pensar bastante las cosas la verdad, asique era algo que no se me iba a olvidar pronto que digamos. No solíamos hablar mucho, ya sea porque ella tenía bastante trabajo o porque Ruslana y yo íbamos con prisa. Siempre me quedaba con ganas de hablar más con ella cada mañana, pero siempre había algo que lo impedía. ¿Es un descaro preguntarle a Ruslana si sabe si está soltera? Bueno mejor no, paso de que cada vez que vayamos al bar se ponga en plan tonto.

Serían las seis de la tarde más o menos, cuando mientras que estaba en mi habitación preparando algunas lecciones de música para la semana que viene, Ruslana entró en mi habitación. 

-Hello Darling, ¿tienes planes para hoy?- dijo tirándose en la cama.

-Pues teniendo en cuenta que llevo una semana en Madrid y no conozco a nadie, pues no, no tengo planes- dije girándome en la silla del escritorio para mirarle de frente.

-Genial, pues ya tienes.

-Sorpréndeme.

-He quedado con Martin y Juanjo para salir de fiesta esta noche, así te enseño lo que es una buena fiesta por los Madriles.

-¿Fiesta? Rus ha sido una semana intensa de muchos cambios, ¿no podemos hacer un plan más tranquilito?

-Venga anda, luego el sábado y el domingo te dejo que elijas tú el plan.

Me quedé mirando la cara de cachorrito que me estaba poniendo Ruslana y no pude evitar reírme. Sabía que, aunque me negase, iba a acabar convenciéndome, porque siempre lo termina haciendo.

-Está bien, salimos.

Nos tiramos toda la tarde debatiendo por donde salir, y no se como pero finalmente decidimos hacer una previa en el bar de Violeta, que al aparecer esa noche ofrecía música en directo, asique encantada con ello. Me refiero encantada de ver música en directo, aunque si va a estar Violeta, no voy a poner pegas la verdad, aunque dudaba bastante ya que esta mañana estaba trabajando, asique dudo que siga ahí.

Quedamos a las diez de la noche en la puerta del bar, ya que Martin y Juanjo vivían algo más alejados que nosotras. Ruslana me confesó que tenían un lio raro entre ellos, sobre todo para que no me sorprendiese si veía cualquier cosa durante la noche. No sabía muy bien cómo se vestía la gente para salir de fiesta por aquí, por lo que opte por ponerme un vestido negro básico y unas botas, ya que el cielo estaba encapotado y parecía ponerse a llover en cualquier momento.

A los pocos minutos de llegar, aparecieron ellos dos también y entramos dentro del local. Estaba bastante lleno, pero por suerte encontramos una mesa para los cuatro en una esquina. Miré hacia la barra y no vi a Violeta. Tampoco la vi atendiendo ninguna mesa, pero era algo que esperaba, la pobre tampoco puede pasarse aquí dentro todo el día. Ruslana se pidió una cerveza y Martin y Juanjo un cubata cada uno. Yo estaba indecisa, pero me decidí por una piña colada, que no se porque hizo que mi amiga se riese de mí. Menos mal que Martin me defendió y acabamos haciendo un debate de a favor o en contra de la piña colada.

Entre notas y melodías|KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora