La advertencia de Dumbledore

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Una mañana soleada, una lechuza llegó volando a la Mansión Malfoy, portando una carta con el sello de Hogwarts. Draco, al abrir el pergamino, frunció el ceño al leer el mensaje.

—Es de Dumbledore. Dice que necesita hablar con nosotros urgentemente —anunció, su expresión llena de preocupación.

Te acercaste para leer la carta por encima del hombro de Draco, sintiendo una punzada de inquietud al ver la seriedad en las palabras del director de Hogwarts.

—¿Qué crees que quiere? —preguntaste, con voz temblorosa.

—No estoy seguro, pero no suena como algo bueno. Debemos ir a Hogwarts lo antes posible —respondió Draco, con determinación.

Sin perder tiempo, dejasteis a los gemelos al cuidado de Narcissa y os preparasteis para partir. Con un giro de varitas, os aparecisteis en el vestíbulo de Hogwarts, siendo recibidos por la profesora McGonagall, quien os condujo rápidamente a la oficina de Dumbledore.

—Bienvenidos —saludó Dumbledore, su mirada seria mientras os invitaba a sentaros—. Lamento haberos llamado de esta manera, pero hay asuntos urgentes que necesitamos discutir.

Draco y tú intercambiasteis miradas nerviosas, esperando que Dumbledore explicara la razón de su llamado.

—He recibido información de fuentes confiables que indican que los gemelos Malfoy podrían estar en peligro. Parece que hay individuos que buscan aprovechar su linaje y su potencial mágico para sus propios fines —explicó Dumbledore, su voz grave con una nota de preocupación.

—¿Quiénes son estos individuos? ¿Y por qué querrían hacerle daño a nuestros hijos? —preguntaste, luchando por mantener la calma.

—Desafortunadamente, no tengo todos los detalles en este momento. Pero lo que sí sé es que debemos tomar precauciones para proteger a los gemelos —respondió Dumbledore, su mirada penetrante—. Y eso es precisamente por qué os he convocado aquí hoy.

Draco apretó los puños, su mandíbula tensa de rabia y preocupación.

—¿Qué podemos hacer para proteger a nuestros hijos? —preguntó, su voz apenas contenida.

—Primero, debemos fortalecer los encantamientos de protección alrededor de la Mansión Malfoy. Esto garantizará que estén a salvo en su hogar —explicó Dumbledore—. Pero también necesitamos estar vigilantes y preparados para cualquier amenaza que pueda surgir.

—¿Qué pasa con los responsables? ¿Qué podemos hacer para detenerlos? —insististe, deseando actuar con rapidez.

—Eso es lo que estamos investigando. Por ahora, debemos centrarnos en proteger a los gemelos y mantenerlos a salvo —respondió Dumbledore, su expresión seria pero determinada.

Asintiendo con entendimiento, Draco y tú os comprometisteis a seguir las instrucciones de Dumbledore y hacer todo lo que estuviera en vuestro poder para proteger a vuestros hijos.

—Entendido, profesor. Haremos todo lo que sea necesario para mantener a nuestros hijos a salvo —dijiste, con determinación en tu voz.

—Estoy seguro de que lo haréis. Y no estáis solos en esto. Hogwarts está aquí para ayudaros en todo lo que necesitéis —aseguró Dumbledore, con un gesto de apoyo.

Con un sentido renovado de propósito, os despedisteis de Dumbledore y dejasteis su oficina. Mientras caminabais por los pasillos de Hogwarts, sabíais que el camino por delante sería difícil, pero estábais decididos a proteger a vuestros hijos a cualquier costo.

—Vamos a hacer lo que sea necesario para mantenerlos a salvo, ¿verdad? —preguntaste a Draco, tomando su mano con firmeza.

—Absolutamente. No permitiremos que les hagan daño, lo juro —respondió Draco, su mirada llena de determinación.

Unidos en vuestra determinación y amor por vuestros hijos, os preparasteis para enfrentar los desafíos que se avecinaban. Con la fuerza de vuestra unión, sabíais que podríais superar cualquier cosa

Más allá de las diferencias (draco malfoy y Tu)Where stories live. Discover now