(LGBT+) Alana había seguido con su vida después de que una ilusión de adolescente la llevó a enamorarse de su terapeuta.
Dicho acontecimiento la hizo vivir con un corazón roto, y así había sido hasta que ella volvió.
Por cuestiones del destino y si...
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El día de viajar con Ed por fin había llegado, siempre era muy emocionante viajar con él, me gustaba hacerlo.
Muy a pesar de todo, yo debo continuar mi vida y qué mejor lugar para hacerlo que en un campamento ubicado en Effingham, Illinois. Sería nuestra primera vez en ese lugar y por amigos de Ed sé que es un lugar realmente hermoso.
Ya me encontraba preparando las maletas, mi hermano no quiso acompañarnos, prefirió quedarse con mi madre.
El día de ayer Katherine vino a verme, le conté mis planes y habría dado cualquier cosa por llevarla conmigo, pero entendía que no podía hacerlo.
Ella tenía compromisos que no podía dejar de lado, y aunque su compañía me habría alegrado aún más el viaje, sabía que respetar sus responsabilidades era lo correcto.
El sol comenzaba a asomarse en el horizonte, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados mientras Ed llegaba a casa para recogerme. Con una sonrisa amplia y los ojos brillando de entusiasmo, me ayudó a cargar las maletas en la parte trasera del coche.
Regresamos a casa a despedirme de todos.
-Tienes que escribirme un mensaje apenas llegues, hija, nada de ''se me olvido'' escuchaste-me señala-hay de ti donde me salgas con que no había señal, y tu Ed-ahora lo señala a el-recuérdale ponerse bloqueador y esas cosas, que tomé agua y cuídala, hay de ti Ed.
-Si, Lily, voy a cuidar bien de ella.
Mi madre se acerca y me da un pequeño abrazo, como si no fuera a verme en años.
-Adiós, simio-mi hermano me da un pequeño abrazo.
Observo a Estefanía y ni siquiera está viéndome, Clara se despide de mi con un ademan.
Salgo de casa, me detengo en el marco de la puerta y suspiro, no quería irme sin despedirme de ella.
Ed rodea mi cuello con su mano y me abraza, deja un beso en mi frente y caminamos al auto.
-Estaremos bien-murmura.
-¡Alana, espera! -escucho la voz de Estefanía y me detengo.
-¿Sí? dime.
Intento controlar los latidos de mi corazón, late de manera desenfrenada al imaginar que salió solo para despedirse de mí.
Llega hasta donde estoy yo, la veo dudosa, toca su frente y coloca una mano en su cintura.
Mientras yo me mantengo observándola fijamente esperando que no se arrepienta de lo-que-sea que iba a decirme, mira a Ed y él se aleja unos pasos.
Lo que hizo a continuación no lo esperaba ni en mis mejores sueños lo hubiese imaginado, me toma por los hombros y me acurruca entre sus brazos. Esconde su cara en mi cuello.
Su respiración es cálida y entrecortada. Siento cómo su cuerpo tiembla ligeramente, como si estuviera librando una batalla interna. Susurra algo, pero su voz es tan baja que apenas puedo entenderla.
