𝓶𝔂 𝓭𝓻𝓮𝓪𝓶

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Su alfa  lo abrazó mientras acariciaba sus cabellos intentando consolarlo por su reciente llanto

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Su alfa lo abrazó mientras acariciaba sus cabellos intentando consolarlo por su reciente llanto. Después, en un rápido movimiento lo cargó en brazos meciéndolo de un lado a otro como si bailaran, dando vueltas por el gran salón. Jungkook recordó entonces las madrugadas en que se escapaban para pasar tiempos juntos sin la vigilancia de los chaperones. Tae siempre terminaba por cargarlo de la misma dulce manera en que lo hacía en ese momento.


Cuando llegaron al centro del salón, él lo bajó. Con simpleza y complicidad miró a Jungkook con una sonrisa, sabiendo que ambos habían recordado lo mismo. El omega por su parte también lo miraba pero con cierta reserva y ansiedad, como si temiese que con tan solo un susurro, su alfa se esfumaría con el aire de primavera. Pero no podía seguir en silencio más tiempo. Aunque doliera, tenía que saberlo. Así que preguntó, aunque sin lograr que su voz no temblara por miedo a lo que le pudiera contestar.

—Tae... ¿Esto es solo un sueño? ¿No es real?

—¿Porque si solo se tratara de un sueño, necesariamente no podría ser real?


La simple respuesta del alfa lo hizo sonreír. Esa respuesta sonaba tan de su Tae, que le sonrió bonito, ganándose una caricia en su mejilla que lo ruborizó.

—Kookie, ¿por qué llorabas?

—Tae... me voy a casar.


Su confesión lo avergonzó y lastimó, por tener que decir a su alfa que había accedido a ser de otro.

—Eso ya lo sabía, sin embargo, sigo sin entender porque llorabas. Pensé que estabas feliz por tu boda.

—Pero, Tae...


Jungkook estaba sorprendido. ¿Tae sabía sobre su compromiso? Y aún más, no parecía que eso le molestara o entristeciera en lo absoluto. Estaba confundido y herido por la indiferencia del otro. No es que deseara verlo sufrir, solo que después de ver la reacción de Tae, se sentía tonto. Sintió una punzada en su pecho al su lobo creerse rechazado, por lo que con vergüenza y cierta decepción bajo su mirada.


El alfa, que lo conocía bien, pareció leer su pensamiento, dándole una sonrisa débil y melancólica.

—El tiempo ha pasado y aunque mi pequeño omega se ha transformado en la más sublime tentación, en su interior sigue siendo mi tierno cachorro. Mi dulce omega.  Aún si en esta vida, momentáneamente será de otro.


Jungkook lo miró como deseando pedirle perdón, pero sus palabras murieron cuando Tae hizo una reverencia y le ofreció su mano con galantería.

—Kookie, ¿me concederías el honor de ser yo, el último que baile con el señorito Jeon?


Aún sin superar su rechazo, Jungkook aceptó. Después de todo, ese alfa había sido el primero con el que había bailado. Su primero en todo. Sonaba muy propio, que fuese el último mientras siguiera siendo un Jeon.


Bailaron, Jungkook sintiendo su respiración acelerarse al sentir las manos del alfa en su cuerpo, recorriendolo con discreción. Taehyung le tarareaba en el oído una melancólica canción. El momento estaba tan lleno de amor y ternura que el lobo y el humano, olvidaron la indiferencia pasada del alfa y supo con seguridad que era muy amado.


Una vez comprendido eso, Jungkook se relajó y recargó su cabeza en el amplio pecho de Tae, mientras que él lo guiaba lentamente al balcón. Para ambos fue un momento de descanso para sus atormentadas almas, para sus torturados corazones que habían sido separados por la crueldad del destino. Una vez más, al estar en los brazos del otro, el mundo volvía a ser como siempre debió ser.


¡Cuanto desearon quedarse así por siempre! Pero sabían bien, que eso no podía ser. Así que cuando hubo acabado el baile, Jungkook juntó el valor y miró el rostro de su más grande amor intentando no llorar.

—Tae, realmente amo a mi futuro esposo. Lo amo y estoy convencido de que seré feliz a su lado.


Se detuvo sin saber cómo continuar. Las caricias en su rostro consolándolo.

—¿Pero?

—Temo que al unirme a ese alfa, lo que sienta por ti se esfume para siempre. No quiero que nuestro amor se acabe. A mi forma de ver, lo que siento por ti, así sea el dolor, es lo único que aún me enlaza contigo. No sabría como vivir sin ello.


El alfa pareció pensar en lo que le había dicho, como si estuviese buscando la mejor manera de explicarle algo. Unos segundos después, pareció encontrar la respuesta, mostrando su preciosa sonrisa cuadrada.

—Kookie, ¿recuerdas la luna azul que vimos en tu cumpleaños dieciocho?

—Recuerdo que a la mañana siguiente pescamos un resfriado de dos semanas por haber tenido sexo a la intemperie.

—¡Pero Jeon Kookie!


Jungkook rió, divertido por el fingido recato del alfa. Había extrañado hacer bromas así, con la única persona con quien podía ser impertinente y atrevido. Su risa se detuvo cuando un beso fue dejado en la comisura de sus labios.

—Kookie, ¿recuerdas esa luna?

—La luna de los destinados.

—Si, mi amor. Y aunque antes de eso, ya sabíamos que nos pertenecíamos, recordar eso me da la seguridad de que así deba despedirme de ti ahora, el adiós solo es temporal.


Jungkook lo sorprendió cuando tomándolo por el cuello, lo guió hasta sus labios para darse un beso necesitado que les quitó el aliento. Tae lo sostuvo con fuerza y posesión, separando sus labios pero recargando su frente en la de Jungkook, mientras frotaba sus narices con cariño. ¡Dejarlo era tan difícil!

—Yo siempre voy a amarte. En todas mis vidas. Y guardaré todo este amor, hasta el día en que nos volvamos a reunir.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.


El omega amaba a su alfa con locura, tan intensamente que lo único que quería era nunca despertar. Supo en su corazón que su destinado compartía ese deseo, no habiendo parado de darle suaves besos por todo el rostro, amando lo dócil que ese travieso omega era bajo su toque.


Los dos sintieron prisa de unirse, presintiendo que el tiempo se les acababa. Jungkook lo besó como si quisiese fundirse con él, rezando una súplica entre el beso

—No quiero que vuelvas a dejarme. No quiero.

—Yo nunca te dejé, mi amor. Nunca lo haré.


Y entonces el omega despertó.

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𝓶𝔂 𝓭𝓻𝓮𝓪𝓶 𝓶𝓪𝓷. TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora