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Turquía no entendía las relaciones ni cómo desenvolverse en ellas, así que no notaba lo mal que podía hacer sentir a Grecia por su aparente desinteres, aunque no lo hiciera apropósito.
A Grecia le molestaba mucho que se fuera luego de tener relaciones sexuales, se sentía usado. Aunque tras una larga charla eso pudo cambiar y durante la relación no volvió a pasar algo así.
El griego se encontraba con el rostro pegado a las almohadas, sin poder despegarse por el fuerte agarre que Turquía tenía sobre él. Le apretaba los cabellos, lo jalaba, le repartía algunas bofetadas y otros golpes a palma abierta para dejarle la marca de la mano sobre su cuerpo. Quería que todos sepan que era de su propiedad. Siempre le habían enseñado a defender y marcar lo suyo, y Grecia no iba a ser la excepción.
Las estocadas eran fuertes y certeras en el punto dulce del contrario, su gran miembro llegaba profundo y le golpeaba todas las paredes sin detenerse ni una vez. Los glúteos trabajados del griego ya estaban colorados por todas las estocadas que Turquía le estaba dando hacía varias horas. Sus gemidos ahogados en la almohada hasta que el turco lo jaló hacia atrás con fuerza para poder oírlo bien.─A-ah! S-sueltame...─gimió grave, gruñendo mientras apreta las sábanas blanquecinas con sus manos venosas.
─Hayir [No].─se negó el turco al instante, tomándolo ahora del rostro para tomar fuerzas y voltearlo al salir de su interior repentinamente. Grecia miró lo que Turquía hacía, quejándose cuando lo sintió sentarse sobre su abdomen. Viendo arriba con el ceño fruncido y su rostro colorado, su corazón palpitaba con rapidez al ver a Turquía en esa posición. Era hermoso, era tan hermoso y lo amaba tanto que se quedaba estupefacto frente a él.
Turquía se acomodó entre los grandes pechos del contrario, metiendo su falo allí para aplastarlos con los senos. Suspiró caliente antes de relamer sus labios, comenzando a mover sus caderas de adelante hacia atrás para así poder masturbarse. Su falo ya soltaba algo de semen de la punta. Estaba tan caliente que no pensaba detenerse hasta saciarse por completo. Grecia tragó saliva, llevandose una mano al rostro para taparse los labios con vergüenza. No era la primera vez que Turquía hacía eso con él, pero aún no podía acostumbrarse.
─Ah... Ah... Yunanistan... [Grecia...]─jadeaba continuamente, moviéndose cada vez más rápido y presionando más fuerte los pechos contra su miembro. Con el pasar de los minutos pudo llegar a su tan deseado climax, acabando sobre los senos de Grecia y el rostro de este. Grecia respiraba agitado, quedándose quieto al no poder moverse por tener el peso del turco sobre él.
─Sen iyidin [Estuviste bien.]─le dió un golpe a uno de sus pechos para escucharlo y verlo rebotar, levantándose de su regazo para buscar sus prendas y poder vestirse. Grecia se quedó en esa posición, incorporándose en la cama cuando pudo entrar en razón de que el encuentro sexual había terminado. Estaba tan agitado que ni siquiera sabía cuántas veces se había corrido.─Türkiye... yo-─no pudo terminar lo que iba a decir, pues el turco ya se había ido de la habitación.
