CAP 2

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Un toque en vano... Un toque en su piel sensible y adolorida, con marcas por todo su cuerpo. Ya no más pura, con ojos llorosos y cansados y con las mejillas rojas por su llorar ¿Que pensaría su padre desaparecido? ¿Que pensaría de ella? Navier Ellie Trovi; sus manos frías pasaban por la tersa piel de su ahora esposa, daba besos: en un intento de tranquilizarla, abrazándola mientras los sollozos de la peli blanca se escuchaban.

Se sentía culpable, y a la vez no; aunque intenta tranquilizarla, desea oír esos llantos. Su mirada verde se posaba ahora en los ojos ya cerrados de Rashta, la abrazo; en las oscuridad sus ojos se iluminaban y su expresión no cambiaba.


Aquella habitación en silencio estaba, el frío era sepulcral y los primeros rayos de la mañana entraron por la ventana semi abierta, los ojos de aquella peli blanca se abrían aún un poco rojizos por tanto llorar

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Aquella habitación en silencio estaba, el frío era sepulcral y los primeros rayos de la mañana entraron por la ventana semi abierta, los ojos de aquella peli blanca se abrían aún un poco rojizos por tanto llorar. Sentía dolor en su cuerpo, y aún sentía aquel dolor de la aquella marca en su hombro, la sangre seca impregnada en su piel pálida estaba, y las sábanas blancas manchadas de un poco de rojo estaban.
Se sentía sucia, sentía asco y dolor por lo que le pasaba.

Se hundió en sus pensamientos, tratando de olvidar. ¿Por que intentas olvidarlo? Es algo que recordarás siempre, y eso es claro. Ya que no olvidas el como casi matan frente a ti a tu "pequeño" hermano menor, sovieshu. Las imágenes en su mente llegan, cada recuerdo se hace presente, y aquellos recuerdos en donde estaba con su padre se hacen presente el como su padre la sentaba en su regazo cuando era una pequeña eh inocente niña, el como su padre le cantaba una historia de tal vez fantasías imaginarias, hasta que supo, que lo que su padre le contaba como un "cuento" era en realidad su destino...

Sujeto las sábanas con fuerza, las lágrimas volvieron a caer y la almohada recibió aquellas lágrimas; la puerta se abrió de repente, dejando entrar a unas tres criadas. Estas observaron aquella habitación notando a Rashta. Sus miradas no mostraban empatía, eso parecía. Pero por dentro sentían los pesares de la peli blanca. La puerta del baño la abrieron y comenzaron a preparar un poco de agua tibia.

Se acercaron a Rashta y está ya estaba sentada al costado de la cama, ellas observaron sus ojos llenos de dolor y vacío. Le ayudaron a levantarse llevándola hasta el baño, al momento de quitar la sábana que Rashta rodeaba por ella vieron cada una de aquellas marcas, y uno que otro moretón que aún no había sanado.

Sus dedos tocaron el agua tibia, comenzó a sumergirse sintiendo como su cuerpo se relajaba lentamente, junto sus rodillas y las sujeto mirando el reflejo casi invisible que estaba en el agua, lavaron su pelo, limpiaron la sangre y prepararon un vestido para ella que ya se encontraba en la cama. La secaron y le pusieron algunos remedios en su piel lastimada, y la comenzaron a vestir, un vestido blanco con una que otra gema y toques dorados era ahora su vestimenta, unos guantes le colocaron, le peinaron y la maquillaron, y al verse al espejo no pudo evitar soltar una lágrima pequeña que iba solitaria por su mejilla hasta caer.

Se sentía tan falsa con aquel vestido y su maquillaje, que estaría ahora mismo haciendo su hermano? Seguramente logró escapar de ese Reino, o tal vez fue a buscar a aquel al que llaman padre...


- Por qué miras tú plato y ni tocas tus cubiertos? -pregunto fríamente aquella peli rubia mirando directamente a Rashta

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- Por qué miras tú plato y ni tocas tus cubiertos? -pregunto fríamente aquella peli rubia mirando directamente a Rashta.

Hubo un silencio, Rashta no contestaba y solamente miraba aquel plato, no sentía apetito, y aunque sintiera hambre era la presencia de aquella peli rubia que le causaba perder el apetito.

- No tengo hambre... - contesto sin mirar al frente.

- Entonces: vete. -

La peli blanca se levantó para irse, sin siquiera mirar a su pareja, la puerta fue cerrada y lo último que vio la Trovi fue tan solo la cabellera blanca plateada de Rashta.
Corto un pedazo de la carne y pronuncio fríamente palabras que Rashta no escucharía.

- Lleven algo de comer en la habitación de mi esposa. - un sirviente obedeció y se fue de aquel lugar.

 - un sirviente obedeció y se fue de aquel lugar

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𝑳𝒂 𝒃𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒓𝒂𝒅𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora