Anhelos Prohibidos

Cap 4

Al llegar a mi departamento, cubierta de sangre, entré de inmediato al baño. Dejé mi ropa tirada por toda la habitación y me adentré bajo la ducha, permitiendo que el agua fría recorriera mi cuerpo, haciéndome sentir una vibración intensa. Anhelaba desesperadamente olvidar todo lo que había experimentado en la pelea de hoy: la sensación de satisfacción que me invadía y el deseo insaciable de ver a mis oponentes sufrir. Quería más, siempre más.

No pude contener un grito que escapó de lo más profundo de mi ser, mientras golpeaba la pared con mis puños una y otra vez. La furia que habitaba en mí se prolongó durante horas, liberando la tensión acumulada en cada golpe. Cada impacto era una manifestación física de mi deseo de dominar, de imponer mi voluntad sobre quienes se atrevieran a desafiarme.

La mezcla de adrenalina, satisfacción y violencia se entrelazaba en mi mente, creando un torbellino de emociones turbias y contradictorias. Me sentía viva en esos momentos de brutalidad desenfrenada, pero al mismo tiempo, era consciente de la oscuridad que albergaba en mi interior.

Mientras el agua continuaba cayendo sobre mi cuerpo, mis pensamientos se agitaban, tratando de comprender la complejidad de mis propios deseos. ¿Qué era lo que realmente buscaba en la violencia y el sufrimiento ajeno? ¿Era una sed de poder, una necesidad de controlar mi entorno o simplemente una válvula de escape para mi propia ira y frustración?

Mis puños lastimados y la pared marcada por mis golpes eran un testimonio físico de la tormenta emocional que me consumía. En ese momento, no podía evitar sentir una extraña mezcla de repulsión y atracción hacia mi propia violencia. Era un reflejo oscuro y perturbador de mi ser, una parte de mí que parecía escapar a cualquier control racional.

Finalmente, exhausta tanto física como emocionalmente, me dejé caer de rodillas en el suelo de la ducha. El agua seguía cayendo sobre mí, ahora tibia y reconfortante. Lentamente, comencé a respirar profundamente, tratando de calmar mi mente y encontrar una salida de este ciclo de violencia y autodestrucción.

Desperté de mi profundo sueño, todavía sintiéndome agotada por los eventos de la noche anterior. Mientras me acomodaba en la cama, escuché cómo la puerta de mi habitación se abría lentamente. La voz suave y sensual de mi hermana resonó en el aire, su tono lleno de entusiasmo por despertarme.

A medida que mis sentidos volvían a la realidad, pude percibir su presencia acercándose a mí. La curiosidad se mezclaba con la somnolencia mientras me preguntaba qué podría haber despertado su entusiasmo matutino. Abrí mis ojos lentamente, dejando que la luz del nuevo día iluminara mi habitación y revelara el rostro radiante de mi hermana.

Su sonrisa juguetona y sus ojos brillantes reflejaban una energía contagiosa. Era evidente que tenía algo emocionante para compartir conmigo. Me incorporé en la cama, desperezándome mientras dejaba que mis sentidos se despertaran por completo.

"¿Qué sucede, hermana?", pregunté con cierta curiosidad en mi voz, deseando saber qué había motivado su visita tan temprano en la mañana.

Ella se acercó aún más, inclinándose ligeramente hacia mí, su voz susurrante llenando la habitación. "Tengo grandes noticias para ti", susurró, su tono sensual y emocionado aumentando mi intriga.

Sabía que algo grande y problematico se avecinaba cuando Zafira apareció. Ella solo venía a mí cuando había algo en juego, y esta vez no sería una excepción. Zafira trabajaba codo a codo con mi padre, otro ser que se había corrompido y había caído en las sombras. Era una realidad dura de aceptar, pero parecía que todos en este mundo, tarde o temprano, se dejaban tentar por lo oscuro. Estaba empezando a preguntarme si todo lo que conocía era solo un sueño, una ilusión cuidadosamente construida.