Capitulo 15

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Las gotas de lluvia golpean con fuerza los ventanales en la casa de Abril, afuera una gran tormenta parece estar formándose pero a Amy parece no importarle.
 
Camina a paso apresurado hasta el sofá, subiéndose con cuidado. A su lado, el móvil de su madre se encuentra y con su pequeña mano sujeta el teléfono de casa.
 
Abril se encontraba en su habitación durmiendo la siesta, y Amy se había quedado en la sala viendo Tiana y el Sapo.
 
Entonces, una vez sentada moviendo las piernas con algo de nerviosismo, Amy comienza a teclear el número que se encontraba en la pantalla del móvil de su madre.
 
-¿Si? -la voz de Samantha suena rápidamente en la otra linea, haciendo sonreír a la pequeña.
 
-Hola, entrenadora Samy.
 
-Amy, hola-la rubia suena un tanto desconcertada-. ¿Cómo tienes mi número?
 
-Lo he mirado del móvil de mamá sin que se diera cuenta.
 
Samantha frunce el ceño al escucharla, un tanto confusa.
 
-¿Está todo bien?
 
Amy suspira y niega, a pesar de que la rubia no puede verla.
 
-Creo que no.
 
-¿Qué ocurre? -Samantha pregunta preocupada.
 
-Mamá está muy triste.
 
Aquellas palabras son como un balde de agua fría sobre Samantha, quien suspira al escuchar a la pequeña.
 
-Amy...
 
-Tía Ama me ha dicho que los adultos también se asustan, y a veces mi mamá tiene miedo. Como cuando yo tenía pesadillas y mamá me construyó un fuerte contra los malos sueños.
 
Samantha aprieta los labios, sintiendo una presión en su pecho.
 
-Y sé que si mi mamá se entera de que te he llamado se va a enfadar conmigo, pero no me gusta que esté triste. Y bueno, tú también parecías triste ayer antes de irte y siempre parecen felices cuando están juntas asi que he pensado que si tal vez vienes a verla las dos se pondrán contentas ¿Sabes? Pero no tienes por qué hacerlo, tan solo...

Amy realmente suena preocupada, triste. Y Samantha piensa que ninguna niña de siete años debería estar triste por su culpa, mucho menos ella.
 
-Amor, estaré alli en quince minutos. -es todo lo que Samantha dice con cariño, levantándose de su sofá.
 
-¡Gracias Samy Bear!
 
[...]
 
-Son las mejores, ¿se los habia dicho ya? -Abril dice con una sonrisa en el asiento del copiloto del coche de Ama.
 
Amy quien se encuentra en la parte trasera del coche sonrie antes de darle un sorbo a su chocolate caliente, para seguidamente asentir.
 
-Unas siete veces desde que hemos salido de casa Aril, pero nos encanta escucharlo. -Ama dice felizmente, concentrada en la carretera frente a ella.
 
Amy y Ama la habían despertado esa misma noche de su pequeña siesta, diciéndole que irian a su cafeteria favorita a por algo de chocolate caliente. Aquello ciertamente habia animado a la castaña, quien definitivamente necesitaba distraerse con algo más que la alejara de sus horribles pensamientos.
 
-¿Estás más contenta, mami? -Amy pregunta, haciendo que Abril se gire en el asiento para mirarla.
 
La forma en la que Amy solo quería que ella estuviera feliz hace que Abril se sienta la persona más afortunada del mundo.
 
-Mucho cariño, gracias.
 
Las tres sonrien, y Abril entonces dirige su atención a las gotas de agua que chocan con fuerza contra los cristales del coche. En México solia llover a menudo, y mientras la mayoría de personas que vivian alli estaban hartos de la lluvia, Abril la amaba.
 
Había algo en ella que le daba paz, la excusa perfecta para quedarse en casa trabajando haciendo sus dulces favoritos, ver la saga completa de Harry Potter junto a su hija mientras recitan cada diálogo que se saben de memoria, la excusa perfecta para tomar té mientras mira por la venta y usar largos y calientes suéteres.
 
Entonces, en el silencio del coche mientras observa la tormenta que hay fuera, se pregunta cómo pasaría Samantha los días lluviosos. Quizás, se imagina cómo sería pasar aquellos días lluviosos junto a ella, viendo Harry Potter o haciendo dulces en la cocina, entre tazas de té, besos y caricias.
 
-Hemos llegado. -Ama anuncia con una sonrisa, deteniendo el coche frente a la casa de Abril.
 
La castaña asiente y se quita el cinturón para seguidamente mirar a su mejor amiga.

¡Entrenadora Samy! | Adaptacion RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora