ワンショットブック : ❛❛ Libro en donde encontrarán one-shots sobre Luna y Aylín. ❜❜
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☆ ; one-shots originales.
☆ ; uso de personajes de la serie 23.5 de netflix.
☆ ; variaciones entre el canon y universo alternativo.
☆ ; no se permiten adaptacione...
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虹 ❛❛ Cada que se juntan, crean un hermoso arcoíris. ❜❜
☆ ; one-shot corto (menos de 1k). ☆ ; universo alternativo a la serie. ☆ ; sin contenido delicado, explícito y/o sexual. ☆ ; historia en tercera persona (narrador omnisciente).
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La tristeza y la felicidad no pueden ir de la mano, dicen por ahí.
Donde hay llanto no puede haber sonrisas.
Donde hay risas no puede haber amargura.
Pero realmente no es así, porque una persona puede llorar de felicidad o sonreír para ocultar el dolor. La felicidad y la tristeza sí van de la mano, pues al sentir una de esas, automáticamente, la otra vendrá después.
Un buen día puede tornarse malo.
Un mal día puede tornarse bueno.
Una causa siempre tendrá una consecuencia, un efecto.
Por lo que no es para nada extraño ver a Aylín, quien llora en silencio, tomada de la mano con Luma, quien le sonríe mientras parece susurrar palabras de apoyo cerca de su oído. Sentadas en una banca del parque en el que se encuentran, bajo el grisáceo cielo.
Las nubes oscuras aparecen para dejar caer gotas de agua sobre todos mientras cubren al sol.
Aylín llora sobre una carta escrita por ella, en donde relata sus pensamientos más profundos, mientras Luna se oculta en el hueco de su cuello, aparentando dejar pequeños besos sobre su piel, dándole consuelo luego de haber escuchado tan desgarradoras palabras.
El sol le susurra a las nubes que derramar gotas de agua está bien, porque así ayudan a las plantas, a las flores, a crecer. Porque así terminan convirtiéndose en hermosas, tanto a la vista como para sí mismas, transmisoras de paz.
Luna le habla bonito a Aylín, diciéndole que todo pasará si así ella lo desea, que puede llorar todo lo que quiera, que siempre estará para ella, para verla mejorar día a día, para verla convertirse nuevamente en aquella chica que bromea y ríe con energía sin preocupaciones ni pensamientos destructivos.
En el momento en que las nubes detienen la lluvia, y se dejan envolver por la calidez que emana del sol, un arcoíris comienza a pintarse sobre el cielo, decorándolo, de punta a punta, haciendo del día uno hermoso.
Así que, en el momento en que Aylín termina de llorar, dejando que Luna le dé un cálido y profundo beso en sus labios, por fin sonríe, apenas notable y con todavía cierta tristeza reflejada, pero de una forma tan bella y etérea a los ojos de la otra, observando cómo el cielo vuelve a ser celeste, con nubes blancas, un sol brillante y un arcoíris de hipnotizantes colores.
Porque cuando Luna (siendo el sol) y Aylín (siendo las nubes de lluvia) se juntan son capaces de volverse a recordar qué es el amor para y entre ellas (es decir, un hermoso arcoíris).
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