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Me moví con dificultad a través de la recepción recibiendo miradas curiosas de todos los trabajadores y alguno que otro saludo, acaricié mi vientre deseando que dejaran de moverse aunque sea por unas horas y de presionarme la vejiga, los pulmones, acelerarme las pulsaciones o cualquier daño colateral que le está provocado el embarazo a mis pobres órganos vitales. Subí al ascensor sintiendo mis pies latir dolorosamente, seguro tendré marcas de las tiras de las sandalias al final del día.

–¿Amor que haces aquí? Deberías estar en casa descansando-Lili me besó interceptándome a mitad del pasillo, le sonreí encogiéndome de hombros volviendo a besarla para ablandar un poco la situación.

–No puedo, desde que Jimy comenzó el prescolar se me hace demasiado grande para mí sola, me aburro-puchereé mirándola con cara de pena, desde hace unos quince días nuestro hijo empezó en la escuela primaria y solo lo vemos en la tarde y noche, el mundo se me hunde cuando tengo que despedirme de ellos y ya no puedo jugar con mi castañito como antes o realizar planes imprevistos en cuanto tuviéramos el deseo; no quiero que siga creciendo y alejándose de mí–Además de que no me dejas trabajar ni siquiera desde la cama, el cuarto se me cae encima cada vez que ustedes se van en la mañana-le confesé sintiendo las lágrimas acumularse en la comisura de mis ojos, solo tengo ganas de acurrucarme contra mi familia y pasar las veinticuatro horas observándolos reír y darme amor.

–Pero ya estás de treinta y nueve semanas, con un embarazo múltiple y un vientre con el que apenas puedes ¿qué crees que pasaría si te pones en trabajo de parto mientras conduces o estás a mitad del centro comercial?-sería la persona más feliz del mundo si las niñas acabaran de nacer ya, prefiero escucharlas llorar y reclamarle a Lisa porque es su turno de atenderlas a tenerlas en mi panza jugando fútbol como si estuvieran en un mundial–Eso solo pondría en riesgo la vida de las tres, podrías tener un accidente de tráfico o desmayarte y golpearte con cualquier cosa-dramatizó acariciándome el cabello.

–Amor, estoy bien, la próxima vez prometo coger un taxi o pedirte que me traigas ¿sí?-me enganché a su cuello dándole suaves besitos hasta sentirla relajarse entre mis brazos–Ahora déjame entretenerme un poquito y de paso ayudarte con algunos proyectos atrasados-centencié plantándole un último beso antes dirigirme a mi despacho.

–¿Ocurre algo Pasta? Te ves muy pálida-comentó preocupada la peliplateada que se me había acoplado en la oficina desde hace unas horas al mismo tiempo que llevaba el dorso de su mano a mi frente–y estás sudando frío.

–Me siento incómoda desde hace un rato, ya sabes, las estúpidas contracciones que empiezan desde el séptimo mes a tocarte los ovarios-intenté acomodarme moviéndome con dificultad, cada vez que se me tensan los músculos del abdomen es como si tuviera agujas ardientes ateavesándome la piel «Rosie, creo que te orinaste» anunció señalando el suelo bajo mi silla y yo negué mordiéndome el labio inferior–Esa fue mi fuente Minnie, avísale a Lisa que van a nacer-murmuré apretando el borde del escritorio cuando otra punzada me golpeó. Lalisa llegó corriendo con una cara de pánico admirable, me tomó en brazos luego de preguntarme cien veces como me sentía y me llevó hasta la camioneta con mi amiga de piloto.

–¡Madre mía, madre mía, madre mía! ¡Esta velocidad es un peligro!-le gritó histérica sobándome la panza de forma nerviosa.

–¡Lo único que corre peligro es tu cabeza si no se dan prisa!-mascullé tensando la mandíbula jadeando cada vez que las contracciones regresaban con más fuerza y en menor tiempo. El viaje al hospital fue extremadamente largo apesar de que Minnie pisó el acelerador al máximo, el doctor ya nos esperaba con una silla de ruedas y un par de enfermeras que me trasladaron a una habitacion y me tomaron los signos vitales confirmando además el estado de las bebés.

–¡Necesito avisar a mis padres, a los abuelos, recoger a Jeremy de la escuela y contarle que sus hermanitas van a nacer!-dijo como carretilla hiperventilando dándome unas ganas inmensas de golpearla, yo aquí sufriendo y ella montando un drama–¡Joder que voy a ser mamá otra vez!-chilló apoyándose en el hombro de Minnie que solo palmeó su espalda ubicándole en la silla junto a mi camilla.

–No te preocupes que ya me encargo, hubieras visto la que yo pasé con Rosé cuando el enano nació-reí apesar del dolor recordando los arañazos, insultos y tirones de pelo que le di en esa ocasión, fue bastante justificado teniendo en cuenta la situación en la que me encontraba.

–Espero que no me rompa un hueso o me deje traumas psicológicos-le respondió poco antes de que saliera por la puerta para realizar todas las llamadas pendientes.

–¿Acaso te estás acobardando Manoban?-pregunté apretando más el agarre en su mano–Te recuerdo que estoy a punto de sacar a TUS hijas por mi vagina y la única que está sufriendo soy yo-bufé retorciéndome entre las sábanas al sentir otra punzada robarme el aliento.

Fueron las peores diez horas de mi vida superando incluso el parto de medio día que sufrí con Jeremy, si no me hubiera decidido al momento justo de pujar juro que me hubiera puesto la epidural. Por suerte cuando todo terminó y escuchamos el llanto de las niñas esas horribles horas parecieron una simple pesadilla; me trasladaron de regreso al cuarto y aproveché para darme un baño en lo que a ellas las llevaban a revisión. Cuando nos las entregaron no pudimos aguantar las lágrimas de la emoción, sus cabellos castaños oscuros, sus diminutas y adorables naricitas, y esos ojos negros preciosos que nos miraban cargados de curiosidad.

–Son perfectas-musitó Lili delineando las facciones de nuestras bebés con un dedo haciendo estornudar a la mayor mientras que la pequeña se acomodó más en mi pecho entregándose al sueño.

–Que pequeñitas son-susurró Jimy sin apartar la vista de los dos bultos en mis brazos cuando su madre lo acomodó sobre la cama–Ahora que ya nacieron mis hermanitas y podemos regresar a casa, solo les queda casarse-sonreí mirando a mi prometida que asintió emocionada antes de besarme. Sé que aún tenemos muchos problemas y situaciones difíciles que enfrentar tanto en nuestra relación como en la crianza de nuestros hijos, sin embargo estoy aún más segura de que con Lisa a mi lado podremos sobreponernos a cualquier cosa, es la mujer de mi vida, la que con besarme o envolverme entre sus brazos es capaz de hacer desaparecer todos mis miedo, de hacer a mi corazón revolotear apesar de los años y enamorarme de ella cada día más cuando creía que era imposible ¿se podría ser más feliz?

Fin.

Holis🙋
Llegamos al final de otra historia, una que particularmente me gusta mucho; pronto publicaré el epílogo🤗. Los amo🥰😘.

Byebye🙋.

Love you more (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora