mi tortuoso castigo

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Me encuentro nuevamente en esa habitación que parece ser la prisión a la que estoy condenada. Miro a mi alrededor y recuerdo todo lo que he sufrido en este lugar. Las paredes grises, el piso frío y la única ventana con barrotes son testigos silenciosos de mi sufrimiento.

El hombre que me trajo de vuelta a esta pesadilla, cierra la puerta con llave y se acerca a mí. Siento el pánico recorriendo cada parte de mi cuerpo, pero trato de mantener la calma. Recuerdo que debo idear un plan para escapar de aquí.

—Bien, mi querida Tara, ahora que estás de vuelta en tu "hogar", espero que hayas aprendido la lección —dice Moritz con una sonrisa malévola en su rostro.

—¿Lección? ¿Cuál lección? ¿La de ser tu juguete sexual? —respondo con desdén, a pesar del miedo que siento.

Su rostro se ensombrece y se acerca a mí, tomándome bruscamente del cabello.

—Más te vale que te comportes esta vez. Si vuelves a intentar escapar, te juro que te mataré —sisea entre dientes.

Siento cómo las lágrimas brotan de mis ojos, pero me niego a mostrar debilidad. En cambio, lo miro desafiante.

—Prefiero morir a seguir siendo tu prisionera —escupo.

Moritz suelta mi cabello y me abofetea con fuerza, haciéndome tambalear. Siento el ardor en mi mejilla y la sangre corriendo por mi labio inferior.

—Eres una perra insolente. Aprenderás a obedecerme, cueste lo que cueste —gruñe.

Se aleja y se dirige a la puerta. Justo antes de salir, se vuelve hacia mí y dice:

—Disfruta de tu encierro, Tara. Porque la próxima vez que te traiga aquí, será para que pagues por tu atrevimiento.

La puerta se cierra con un estruendo, dejándome sola en esta prisión. Mis lágrimas brotan sin control y me dejo caer al suelo, sollozando. Pero en medio de mi desesperación, una chispa de determinación se enciende en mi interior.

No puedo rendirme. Debo encontrar la forma de escapar de este infierno y cobrar venganza por todo lo que me han hecho. Moritz y sus hombres pagarán por sus crímenes, cueste lo que cueste.

Comienzo a analizar cada rincón de la habitación, buscando una grieta, una debilidad, algo que pueda usar para mi escape. No importa cuánto tiempo lleve, no me rendiré. Soy una sobreviviente y lucharé hasta el final.

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