Mi intento fallido

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Mientras Moritz y David se enfrentan ferozmente, dispuestos a luchar por mi control, veo una oportunidad de escape. Lentamente, comienzo a deslizarme hacia la puerta, tratando de pasar desapercibida.

Justo cuando estoy a punto de alcanzar el pomo, uno de los hombres me nota.

—¡Ella está escapando! —grita David, señalándome.

Ambos hermanos dejan de pelear y se vuelven hacia mí, con una mirada de furia en sus ojos.

—¡Detente ahí mismo, Tara! —ordena Moritz, avanzando hacia mí con pasos amenazantes.

Siento el pánico recorriendo cada fibra de mi ser, pero me niego a darme por vencida. Abro la puerta y corro desesperadamente por los pasillos de la enorme mansión, buscando una salida.

Mis pies descalzos resuenan en el piso de mármol, mientras escucho los gritos y pasos de mis captores detrás de mí. Intento memorizar cada giro y cruce, pero la adrenalina nubla mi mente.

De pronto, vislumbro una puerta al final del pasillo. Sin pensarlo dos veces, me lanzo hacia ella y la abro. Para mi sorpresa, es una salida al exterior. Sin dudarlo, cruzo el umbral y me encuentro en un amplio jardín.

La brisa fresca y el sol brillante me dan un renovado impulso para seguir corriendo. Puedo ver la verja que marca los límites de la propiedad a lo lejos. Si logro llegar hasta allí, tal vez tenga una oportunidad de escapar.

Escucho los gritos de Moritz y David a mis espaldas, cada vez más cerca. Siento que el cansancio comienza a apoderarse de mí, pero no puedo darme por vencida. Debo llegar a la verja, debo ser libre.

Con un último esfuerzo, alcanzo la verja y comienzo a trepar por ella, ignorando el dolor en mis manos por el roce con el metal. Casi puedo saborear la libertad, cuando siento un fuerte tirón en mi pierna.

—¡No tan rápido, preciosa! —gruñe Moritz, sujetándome con fuerza.

Comienzo a patalear y a gritar desesperadamente, intentando liberarme de su agarre. Pero es inútil, Moritz es demasiado fuerte.

—¡Suéltame, maldito! —grito, sintiendo las lágrimas de frustración y miedo correr por mis mejillas.

sobrevive el mas fuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora