1996.

25 4 0
                                    

                            
  Cada error incompetente puede ser causado por cualquier ser vivo en este mundo, como yo que no dude un día desde que mi convento fue destrozado por las llamás atentando a qué me dirigiera a mi propia tumba .

Era un invierno frío cubriendo los árboles de escarcha blanca, con la brisa fresca que daba escalofríos decidida a cambiar mi vida desde que mis hermanas fallecieron. El convento San José estaba abierto para  el hospedaje.

Mientras cruzaba por las puertas que rechinaban dos jóvenes monjas con ojeras grandes me esperaban con una sonrisa congelada,con las manos frías me dieron una cálida bienvenida diciendo las dos:

—Bienvenida hermana Cecilia, este será su nuevo hogar—. Note una vibra extraña al escucharlas hablar, como si alguien me susurrara en la mente con las palabras "Algo está mal, algo no está normal". Con una sonrisa nerviosa les respondí:

—Gracias muchas Hermanas—.

Inmediatamente me dirigieron a una habitación con dos camas y en la ventana estaba una mujer sentada en una silla con una mirada de dolor que inmediatamente se dirigía hacia mi ser, al momento que me vio con los ojos cristalizados sentí su pesar. Las jóvenes monjas me contaban que no le prestará atención a tal mujer, que solo es una persona con problemas psiquiátricos e una desquiciada.

Cerraron las puertas de la recámara con fuerza dejándome sola con dicha mujer, inmediatamente ella se seco las lágrimas y se dirigió hacia mi tomando mis manos contra las suyas me dijo:

— ¡No les creas están dementes!, Debemos escapar, nos harán maldades diciendo que es por qué dios quiere ¡Y no! ¡No es lo que Dios quiere , ni el mismísimo Dios sea  acercado este convento de incoherentes!— .Mientras está lloraba me sostuvo la cara .— Cecilia, en la noche te mostraré por que tenemos que escapar—.

Me quedé un poco petrificada con las locuras que me dijo, no entendía por qué me decía esto está enferma pero también tenía un poco de curiosidad de lo que iba a pasar en la noche.

Ya eran las 4 de la tarde y salía a caminar un rato al patio del convento, un hombre vestido de negro se me acerco y saludando con una mano.

—Hola, tu debes ser Cecilia bienvenida al convento. Soy el cura Miguel es un gusto conocerte hermana—. Parecía una persona amable y le di mi mano.

—El gusto es mío, es muy bonito aquí—.Dije sonriendo. De repente vino corriendo la hermana Sara o la demente como me dijieron las jóvenes, se dirigía hacia mi con una cara de miedo y de nervios.

Se dirigió hacía mi enlazando su brazo sobre el mio susurrando en mi oído "Aléjate de el o te lastimara, ven conmigo y te cuento". La seguí dejando solo al cura en el patio, las dos pasamos en los corredores mientras ella me contaba que tiene aquí un año, que se unió al lado de Dios a los doce y que a los dieciséis se convirtió en monja. Me contó que aquí en las noches dan unas pastillas para dormir, que por culpa de esto ella se volvió adicta a ella es para que no escuchemos que hacen con nosotras.

Que somos conejos de pruebas para ellos, al mento no lo creía hasta que fuimos al sótano ...

Era un lugar oscuro con olor putrefacto como si alguien hubiese muerto, habían puertas con candados gigantes con cruces en las puertas. Ella abrió una vigilando que nadie nos veo, al abrir tal puerta vimos el piso con olor a sangre y manchado con ella con artefactos de tortura y armas blancas  en una bandeja. Parecía un laboratorio, Sara me miró y me dijo:

—Esto es lo que hacen con nosotras, torturandonos y matando a las más débiles como a mi otra compañera de cuarto ella sabía lo que hacían y la  terminaron asesinando con mis propios ojos. Contando que soy una demente—.

Después de contar, escuché un disparo que termino impactando en la espalda de Sara. No puede reaccionar bien solo la sostuve contra mi pecho tapando su herida mire hacia la puerta para ver qué el mismo cura que me habló amablemente en la mañana solo era un vil impostor. Mi mirada se quedó petrificada mis ojos no tenían emoción alguna solo abrazaban el cadáver frío de Sara llenando con sangre mi vestimenta, las lágrimas empezaron a correr mientras me llenaba de desesperación. Después del shock empecé a abofetear a Sara en el rostro con el fin de que pudiera reanimarla:

—¡No! ¡Sara despierta por favor!...¡Oh Jesús!—. Grite mientras el psicópata de Miguel sonreía, burlándose de mi dolor. Mis gritos de lamento se escuchan por toda la habitación, no quería que esto sucediera. El me levanto del brazo y me abofeteo en el rostro repitiendo:"inmunda, inmunda". Luche con mis fuerzas para soltarme, al lograrlo sali corriendo hasta una salida cercana era como un ventanilla pequeña pero podía entrar en ella.

La adrenalina me subió al ver qué dicho hombre me persiguió, pude salir pero me corté con un clavo el brazo izquierdo. Aguante el dolor mientras sangraba, corrí con todas mis fuerzas hasta llegar a una casa. Una joven de una familia noble me abrió, inmediatamente le pedi el teléfono me comuniqué  las autoridades. Mi vista se estaba burlando de repente, mi herida se abrió lentamente...me estaba desangrando. Sentí mi cuerpo caer en el piso, el padre de la joven llamó para pedir ayuda. Lo único que recuerdo es que sostuve entre mi pecho mi collar, y pidiéndole a Dios que me perdone....

"3:00 am, en el convento religioso San José Antonio fallecido 14 víctimas de un psicópata que se hacía llamar cura. Una sobre viviente cuenta que vino con una escopeta de casa disparando como loco a todas las hermanas de el convento".

Inmaculada, [pero a mí perspectiva] es de la tarea de castellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora