Capítulo único

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Al fin estaba en casa, había sido un largo y agotador día de trabajo, era viernes por lo que un día ajetreado era esperado por el albino, pero nunca se acostumbraba a tener que convivir tantas horas con tantos diferentes tipos de personas, debió de haberlo pensado dos veces antes de aceptar trabajar en una cafetería.

Al llegar al departamento, el ambiente cálido lo recibió. El clima afuera fue opacado completamente por un calor abrasador, ese era su hogar.

Dejó sus llaves colgadas y se sacó bufanda y abrigo ya acostumbrándose al calor familiar, siguió un leve murmullo hasta la cocina, encontrándose al dueño de sus suspiros tarareando una canción aleatoria que la radio reproducía, el moreno concentrado en lo suyo sacaba un pie de limón intacto del refrigerador, la mesa estaba puesta, dos tazas y dos platos, ambos a lados contrarios.

El más bajo era completamente ajeno al intruso que ya se acercaba silenciosamente desde atrás, ignorante a esto empezó a partir el dulce con serenidad.

–Mmm —Un suave ronroneo se oyó en el hueco de su cuello, recibía suaves besos en aquel lugar, podía sentir como el chico lo abrazaba por la cintura sin poner mucha fuerza, disfrutaba de acariciarlo.

–Hola cariño, ¿qué tal el trabajo? —Ambos estudiaban y trabajan, Killua junto a su amigo y jefe Leorio en una linda y acogedora cafetería, y Gon era cuidador y entrenador de las múltiples mascotas de su gran edificio.

–Como siempre, aunque hoy llegó un chico nuevo y tuve que enseñarle y supervisarlo durante el día... —Leorio había estado buscando más empleados para su ahora famosa cafetería, les estaba yendo muy bien por lo que necesitarían empleados para poder apañarse, el chico nuevo era un rubio de aura calmada llamado Kurapika, al Zoldyck le había agradado bastante el nuevo, aprendía rápido y era igual de reservado que él.

–Huh, pero te agradó ¿No es así? —Entrelazó sus manos con las contrarias, frío y caliente.

No duró mucho ya que terminó de partir por completo el dulce de limón, y Killua lo ayudó acercándole ambos platos mientras seguían con su conversación.

–No lo conozco mucho, pero parece agradable... Además de que parece que Leorio lo conoce bastante bien  —Ya listos ambos se sentaron en la mesa para comenzar a comer.

–¿Si? Quizás son amigos —Comió un bocado del dulce para luego servir café en la taza del pálido, recibió una sonrisa como respuesta.

–Eso creo, espero que nos llevemos bien.
¿A ti cómo te fue? —Al igual que el pelinegro, Killua sirvió chocolate caliente en la taza frente al de baja estatura, un gesto apreciado por el moreno.

–Hoy tuve las 2 clases que te dije en la mañana, y por suerte solo me pidieron pasear a Emeru esta vez, ¡es tan lindo! —Emeru era el perro de una tierna anciana que vivía en el piso de arriba, podría decirse que es el animal que más le gustaba cuidar a Gon, ya que era tan hiperactivo como él y podían estar horas jugando en el parque.

–¿Tuvo que salir la vieja? —El peliblanco lamia los restos de merengue que quedaban en la cuchara, para luego volver a sumergirlo en el postre.

—La señora Liz tenía que hacer unos trámites en la tarde —Sonrió apenado por el apodo de su novio, a Killua no le caía muy bien la mujer, ya que ella creía que él era muy serio y frío con Gon (cosa claramente incierta).

Al terminar de comer, ambos sacaron las cosas de la mesa mientras seguían hablando de su día, la semana fue agotadora para ambos, razón por la cual la llegada del fin de semana era una gran noticia para la joven pareja, que se había extrañado como si no durmieran juntos todas las noches.

Un futuro a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora