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POV: Candy.

Pasaron los días y ya había avisado a las hermanas de mi viaje a NY.

Ahora, me encuentro con Tom en la estación. Él me trajo aquí desde muy temprano, creo que es el más interesado en que yo vaya.

—Recuerda esto Candy, nunca dejes humillarte por nadie ni te dejes sermonear ni pienses que estamos por debajo de nadie... ¡Tienes que ser más grosera! O sino, todo el mundo va a querer manipularte a tu antojo...

—Está bien, Tom... —parpadeo—. Lo prometo.

—Bien... ahora, ve. Nueva York te traerá sorpresas...

Dicho esto, nos despedimos y me subo al tren, haciéndole un adiós.

Bien... aquí vamos...

-

Narrador omnisciente:

Ese día, unos minutos después que Candy se subiera al tren, Albert fue a visitarla al hogar de Pony.

—Buenas tardes, hermanas —se presentó el rubio—. ¿Candy llegó de la clínica?

El rubio llevaba un ramo de flores para la bella Candy.

—Hola, Albert... perdón, señor Ardlay...

—No se moleste, hermana. Dígame Albert... —el rubio ansioso por saber de la pecosa, volvió a preguntar—. Hermana, disculpe, ¿y Candy?

—Oh, Candy se fue hoy a Nueva York...

—¿Perdón? —preguntó, impresionado—. Disculpe. ¿A qué hora partió?

Albert frunció levemente el ceño, ansioso de la respuesta.

—No hace mucho...

—Entiendo... —murmuró—. Muchas gracias, hermana. Volveré en otro momento.

El rubio salió del hogar pensativo.

—¿A qué iría Candy a Nueva York? ... Ahí solo podría ver a...

—Hey, Albert. ¿Qué tal? —lo saludó Tom con una palmada en el hombro—. ¿Qué tienes? Estás muy pensativo... como que ahora todos andan pensativos...

Tom notó que el semblante de Albert era diferente.

—Tom... ¿Tú sabes a qué fue Candy a New York? Disculpa la pregunta... —indagó el rubio, desesperado.

—Fue a ver a un tal Terry... —confesó Tom—. Al parecer, una chica llamada Ivón la desconcertó bastante con unas palabras que tuvieron el otro día de la fiesta.

Albert miraba fijamente el suelo.

—A ver a Terry... —murmuró Albert.

Tom en ese instante, pudo notar algo diferente... algo que lo sorprendió mucho por no haberlo notado antes. Tom descubrió que Albert gustaba de Candy.

Cómo no lo noté antes... él es muy discreto con todo, pero aquí le falló la táctica. Pensó Tom.

—¿Por qué no vas con ella, Albert? —lo miró de reojo Tom.

—¿Tú crees? —preguntó desconcertado.

—Ella siempre está sola, no tiene a nadie cuidándola —se aleja un poco Tom—. Tú eres el más indicado para Candy...

Albert abrió los ojos...

—Digo, que no estaría mal si tú vas a cuidarla y eso... —Tom se gira—. Y como ella se lleva tan bien contigo... Y pues, los dos siempre parecen tal para cual...

Candy Candy: Pequeña historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora