ALESSANDRO
Pasada la medianoche, estoy encerrado en mi oficina, la luz tenue del escritorio proyectando sombras largas sobre las paredes. Mis pensamientos están dispersos, ocupados en los asuntos de la organización, cuando la puerta se abre y entra Dylan, cerrándola detrás de él. Su expresión es seria, casi grave.
—Alessandro, ya sé quién es el traidor —dice mi hermano, con su voz baja pero firme—.
Mi corazón comienza a latir más rápido, la adrenalina corriendo por mis venas. Escucho atentamente, esperando la evidencia que respalde su afirmación.
—¿Quién es? —pregunto, mi voz llena de tensión—.
Dylan coloca una carpeta sobre la mesa y la abre, revelando una serie de fotografías. Mis ojos se agrandan al verlas. Son de Mia, en un café, besándose con Alex. Las fechas en las imágenes son recientes, apenas unos días atrás.
—Esto no puede ser —murmuro, sintiendo cómo mi corazón se detiene por unos segundos. La traición de Mia es algo que nunca hubiera imaginado—.
—Alex renunció a la empresa poco después de que Mia lo hiciera —mi hermano comienza a mostrarme las pruebas—. Acabo de confirmar que Alex es un miembro leal de un grupo rival llamado Pandora. Además, descubrí que Mia tiene una cuenta bancaria privada en la que ha estado recibiendo depósitos anónimos una vez al mes.
Dylan saca más documentos de la carpeta, mostrando los registros de la cuenta bancaria de Mia y los depósitos sospechosos.
—Esos depósitos coinciden con los trabajos que han fallado —continua Dylan—. Y casualmente, esos son los trabajos en los que Mia estuvo ausente. Sospecho que se ausenta para ponerse en contacto con Pandora.
Miro las pruebas delante de mí, sintiendo una mezcla de incredulidad y rabia. Mia, mi esposa, la mujer en la que confió más que en nadie, podría estar traicionándome de la manera más vil. Tomo las fotos en mis manos, mis dedos temblando ligeramente.
—Esto no puede ser cierto —digo, mi voz apenas un susurro—.
—Las pruebas son contundentes, Alessandro —responde mi hermano, su tono severo—. No podemos ignorar esto.
Me levanto de la silla, mi mente en caos. Cada imagen, cada documento es una daga en mi corazón. Mia, la mujer que amo, podría estar trabajando con nuestros enemigos.
—Necesito pensar —digo finalmente, caminando hacia la ventana y mirando la oscuridad exterior—. Necesito hablar con ella.
Dylan asiente, respetando mi necesidad de espacio. Se dirige hacia la puerta, pero antes de salir, me mira con preocupación.
—Ten cuidado, Alessandro. Esto podría ser más peligroso de lo que imaginamos.
Asiento, sin apartar la vista de la ventana. Cuando Dylan se va, me quedo solo en la oficina, mis pensamientos un torbellino de emociones y dudas. Las pruebas están delante de mí, pero mi corazón se niega a aceptar la posibilidad de que Mia me haya traicionado.
La confrontación es inevitable. Necesito respuestas. Y Mia es la única que puede dármelas.
Entro en silencio a la habitación, mis pasos ligeros sobre el suelo mientras me acerco a la cama. Allí está Mia, profundamente dormida, su cuerpo apenas cubierto por una sábana blanca. Su respiración es lenta y rítmica, completamente ajena al torbellino de emociones que se agita en mi interior.
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La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...