Entró en su hogar, cerrando la puerta detrás de él con un suave clic. Dejó caer su mochila en el suelo junto a la entrada y se quitó los zapatos con movimientos automáticos, como si cada acción estuviera programada en su mente después de un largo día de trabajo. Sus hombros estaban ligeramente encorvados por el cansancio, y sus pasos eran lentos mientras se dirigía a la cocina.
Abrió la nevera y sacó una botella de agua, tomando un largo trago antes de dejarla en el mostrador. El silencio del apartamento era ensordecedor, solo interrumpido por el zumbido bajo del refrigerador. Se dirigió al salón y se desplomó en el sofá, dejando escapar un suspiro pesado. El día había sido agotador, lleno de patrullas, enfrentamientos menores y papeleo. Sobre todo papeleo.
El control remoto descansaba sobre la mesa de café. Izuku lo tomó y encendió la televisión, buscando algo que llenara el vacío del silencio. Los canales cambiaban rápidamente, mostrando destellos de noticias, programas de entretenimiento y viejas películas.
"En otras noticias, un reciente y desafortunado terremoto ha sacudido la zona de Ishikawa, causando graves daños estructurales y dejando a muchas personas sin hogar. Los héroes locales y las fuerzas de rescate están trabajando incansablemente para asistir a los afectados y asegurar la zona."
Nada parecía captar su atención, así que dejó la televisión en un canal al azar y dejó el control remoto a un lado.
Desde el sofá, su mirada vagaba por el apartamento. Las estanterías llenas de libros que apenas había tocado en meses, la planta en la esquina que necesitaba agua, y los pequeños detalles que componían su vida diaria. Todo parecía en su lugar, pero también parecía vacío, carente de propósito.
Sus ojos se posaron en su traje de héroe, colgado cuidadosamente en una percha junto a la puerta. El traje estaba algo desgastado y sucio, las marcas de sus batallas y el constante uso eran evidentes. Había estado pensando en cambiarlo, actualizar su equipo para estar mejor preparado, ya que actualmente utilizaba un repuesto barato de mucha menos calidad que el traje original, el problema era que todo lo relacionado con la mudanza lo había mantenido con la cabeza en otro lado.
Lo había dejado todo atrás: su hogar, sus amigos, su ciudad, todo en pos de un nuevo comienzo, un soplo de aire fresco para su carrera y para él mismo. Tras anunciar su partida, recibió ofertas de todo el país, pero optó por algo no tan lejano. No estaba dispuesto a probar suerte en Kyushu o algún lugar remoto. Su antiguo compañero y amigo, Shoto Todoroki, le había dado la bienvenida a su agencia, ofreciéndole una oportunidad que no pudo rechazar.
La transición no había sido fácil. Adaptarse a un nuevo entorno, establecerse en una ciudad desconocida y enfrentarse a las cargas emocionales de dejar atrás lo familiar habían añadido capas de estrés a su ya agotadora vida. A pesar del inquebrantable apoyo de Shoto, Izuku luchaba por encontrar su lugar en esta nueva etapa.
Su mente comenzó a vagar hacia los eventos recientes. Recordó con dolorosa claridad cómo ella le había dicho que necesitaba más espacio, una decisión que lo había dejado sintiéndose perdido y desconectado. Aunque no quería admitirlo, su ruptura había influido enormemente en su decisión de aceptar la oferta de Shoto y mudarse. Un cambio de escenario parecía ser justo lo que necesitaba para recomponer su vida.
Cada palabra de aquella conversación aún resonaba en su mente, como un eco persistente en una cueva vacía. La frialdad de su tono, la firmeza en su decisión, todo había contribuido a la sensación de vacío que ahora llenaba su pecho. Había intentado seguir adelante, pero cada rincón de su antigua vida estaba impregnado de recuerdos compartidos que se negaban a desvanecerse.
...
El sonido insistente del teléfono vibrando sobre la mesa logró sacarlo de su profundo sueño. Parpadeó varias veces mientras sus ojos se adaptaban a la claridad del amanecer que apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas. Con un movimiento perezoso, alcanzó el teléfono y vio un nombre familiar en la pantalla. Se había quedado dormido anoche en el sofá después de cenar. Los platos sin lavar de la cena aún reposaban sobre la mesa de café, y una manta arrugada cubría parcialmente su cuerpo. La televisión, todavía encendida, mostraba un canal de noticias en silencio. Se frotó los ojos, tratando de despejarse mientras se sentaba lentamente.
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Ondas de la Vida
Fiksi PenggemarIzuku Midoriya se adapta a su nueva vida en Nagoya tras la ruptura con su ahora exnovia.