Capítulo 14

5K 179 6
                                    


Tuve que aceptar mi realidad. Todo lo que he vivido con Faye hasta ahora ha sido sólo un sueño, un maldito sueño. No conocía a su familia, ella no se me declaro, no tenía anillo en mi dedo. No fui a su apartamento... Siempre me quedé aquí en este apartamento desde que salí de The Hills.

Entré en una depresión tan profunda que cuando Faye abandonó, que acabé entrando en una realidad paralela viviendo un hermoso sueño de amor con ella, que en realidad no existía.

Esa noche en que salí para intentar conseguir dinero... No era Faye en aquel carro, fue todo una mera ilusión. En realidad la persona era la tal Vero. La recuerdo haberme poseído varias veces, parecía no cansarse nunca. No podía sentir placer alguno, ella estaba siendo bruta. Pero, ¿qué podía hacer? Me pagaban por eso.
Pero ahora, me desperté a la realidad y tengo que contentarme a ser lo que siempre he sido: Una prostituta.

***
YOKO POV.
Desperté. Algo me trajo de vuelta, sacándome de aquel lugar y de aquella desesperación torturante. Tosí con fuerza, tratando de respirar otra vez. Confusión. No podía asimilar ninguna información correctamente.
Estaba claro. El cuarto todavía estaba invadido tímidamente por el morbo del exterior, pero esta vez la realidad que llegaba poco a poco comenzaba a tener más sentido.
-Tranquila...
Intenté deshacerme de los brazos.
Eran brazos fuertes, y aunque la sensación de tenerlos allí pareciera conocida y hasta reconfortante, luché contra ellos, muy perdida para entender. Tosí más veces, y una náusea súbita me tomó con una fuerza muy grande para intentar controlarla.

Estiré el cuello a un lado, sin conseguir ver bien, y todo lo que estaba dentro de mí salió en un chorro de muchas cosas mezcladas y asquerosas. Mi garganta ardía como si fuera fuego, y pude sentir los brazos a mi alrededor aflojar el apretón y los dedos asegurar mi cabello en un tipo de cola de caballo improvisado, tratando de separar los mechones del sudor que cubría mi cara y cuello.

La náusea vino en olas, y cada onda resultaba en un nuevo chorro de algo malo. Mi cabeza empezó a doler instantáneamente, pero poco a poco fui retomando el control de la situación, vomitando cada vez menos, viendo cada vez más.

Un suelo de madera oscura. Gracias a Dios no era alfombra.
-Calma, princesa...
- La voz detrás de mí salió vacilante, temblorosa.
Mi cuerpo entero temblaba. Vomité más. Sin pensar en nada, descubrí la mano derecha en mi pecho y la estiré, mirando fijamente la alianza fina en el dedo, pidiendo silenciosamente que simplemente no desapareciera delante de mis ojos. La tocaba con el pulgar, tratando de contener el temblor casi epiléptico, queriendo sentirla y cerciorarse de que aquello eso sí era real. Alivio.

Escupí una última vez en el suelo y me dejé caer sin fuerza en el colchón suave. Estaba sudada de una forma que no combinaba con el clima invernal de Londres.

Ya no sabía si temblaba de frío o de nervios. Mi cabeza dolía y golpeaba, y conseguí notar que estaba llorando así que abrí los ojos.
Estaba en estado de shock, descabellada y me sentía inmunda. Faye, como una diosa perfecta y ridículamente hermosa hasta el despertar, me miraba de esa forma, a mi lado.

Sabía que debía pedirle que se detuviera y se alejara, pero me sentía excepcionalmente exhausta y débil en aquel momento.

En un impulso, me arrojé a su pecho, tomando cuidado para no recostar mi boca en su piel, y me agarré con desesperación, queriendo sentirla, queriendo estar segura de que ella también era real.

-Fue sólo una pesadilla. Ella habló en una voz aterciopelada, mientras peinaba los mechones rebeldes que se pegaban en el sudor de mi frente. Pero me asustaste.
Ella tocó mi espalda con uno de los dedos y me estremecí. Sentí la manta ser tirada y cubrirnos, así que todo lo que quería era dejarme relajada pegada a ella. Todo estaba bien ahora, y el alivio que llenaba mi pecho como un globo era tan reconfortante que podía incluso meditar.
-¿Quieres conversar sobre tu sueño?
-No. Mi voz salió débil, pero decidida, aunque me escondía en su pecho. Inmediatamente, me di cuenta de que había dejado obvio para Faye que el sueño era, de cierta forma sobre ella.
Cerré los ojos y la oí suspirar.
-Fue sólo una pesadilla...
- Ella repitió. Una pesadilla idiota.
Me quedé en silencio, recordando la desesperación de aquel sueño, recordando que no había sido una pesadilla "idiota", sino la pesadilla más real que había tenido.

My Sweet prostitute [Adaptación FayeYoko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora