Capítulo 2

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Faye POV.

-¿Ally?

-¡Ah, gracias a Dios! ¡Estaba preocupada! ¿Dónde estás?
-En casa. Ally, mis reuniones...
-¡Eso! ¡Tienes a cinco caballeros ya esperando en tu oficina hace una hora! -Vas a hacer esas reuniones.
-¿Qué?
-Me oíste. Lo harás en mi lugar. No estoy dispuesta a ir hasta allí. Ella se quedó en silencio por algún tiempo.
-Sra.Peraya, sólo soy...
-Una secretaria, lo sé. Pero en el momento, te estoy dando el poder de decidir todo por mí. Ambas sabemos que tomas en cuenta esa empresa mucho mejor que yo. En consecuencia, sabes mejor lo que es bueno o mal para ella.
-Pero...
-Estoy contando contigo, Ally. Sé que va a salir muy bien. Ella vaciló.
-Está bien. Voy a hacer lo mejor.
-Gracias.
Y colgó.
Mierda. Estaba en entrando en depresión de nuevo. Mi falta de ánimo había mejorado en los últimos días, pero parecía volver con fuerza total.
Me quedaría en aquella cama todo el día. Es posible que encienda el televisor cuando me canse de mirar el techo. Quizá durmiera de nuevo. No importaba. Sólo sabía que no quería levantarme.

Pero el hambre llegó con más rapidez de lo que pensaba. Cociné macarrones y fui a comer a la cama, viendo el noticiero. El día había sido increíblemente monótono. Vacío. Dos, tres, cinco horas pasaron sin que yo hiciera absolutamente nada.

Decidí checar mis e-mails para leer algunos contratos y adelantar un poco del trabajo que me esperaba al día siguiente. Uno de los correos electrónicos era de Ally, diciendo que las reuniones habían ido bien, y que gran parte de los problemas se estaban resolviendo.
-Santa Ally.   Murmuré.

Leí nueve o diez contratos sin mucho interés, con la esperanza de que la noche llegara. Incluso sin interés, perdí la noción del tiempo y la noche llegó. Cuando me di cuenta, ya eran las 23:30.
Y como un niño a punto de viajar al Polo Norte en Navidad, me vestí para ir a The Hills.

***
Llegué al recinto, el ambiente un poco más lleno de lo normal. Claro, esa era la hora donde más clientes se iban a divertir.
Caminé por el salón, buscando a Yoko. En vez de eso, me encontré a Lawan , cerca del bar.
-Hola. Salude.
-¡Faye, querida! ¿Dónde estuviste ayer? ¿Por qué no viniste?
Había venido, pero la única persona que me vio fue Love. Como no quería dar muchas explicaciones, mentí.
-Estaba muy ocupada ayer.

-Me alegra que no lo estés hoy. ¿Ya elegiste a tu acompañante? -Yoko. ¿Dónde está?
-Oh, Yoko ya tiene un cliente...
-¡Pero qué mierda!
Lawan me miró con curiosidad. Traté de recomponerme, pasando la mano por mi cabello.
-¿También se quedará toda la noche con ese?
-No, ella ya debe estar bajando. Más de cinco a diez minutos.
-Voy a esperarla. Y Lawan, si tienes algún esquema de programación, colócame como la próxima para ella.   Por el amor de Dios, ¡qué difícil era quedarse con aquella chica!
-¿Es tan buena?   Lawan pregunto, sorprendida.
No respondí. Pedí una dosis de whisky y bebí, sin prestar atención a nadie más. -Ah, allí está. Su cliente ya salió de la habitación.
Vi a un hombre de mediana edad, grande. Mitad fuerte, mitad gordo, un poco sudado. Tuve realmente pena de Yoko. El hombre vino a nuestra dirección. Alcanzándose, se dirigió a Lawan y habló con una voz animada:
-Hombre, qué maravilla tienes allí. Su boquita es un paraíso. Y mirándome, sonrió marchándose.
Sentí una cólera caliente burbujeando dentro de mí como leche hirviendo. Rabia de aquel hombre, rabia de su sonrisa amarilla, rabia por saber que Yoko tuve que satisfacerlo.
-Otro Whisky.   Ordené a la chica del bar.

Faye, dentro de poco Yoko va a bajar. Voy a atender a los demás clientes. ¿No vas a necesitarme, o sí?
-No,Lawan. Siéntete como en casa.   Hablé, dando un golpe a la dosis de la bebida que acababa de ser puesta delante de mí mientras veía a Lawan alejarse, dejándome sola en medio del salón.
Analice silenciosamente a la gente de aquel ambiente. Yoko me había dicho que atendía a diez clientes por noche.
¿Diez clientes del tipo del hombre que acaba de salir? ¿O diez clientes de mi
tipo?
¿Y por qué creía que él y yo éramos diferentes en algo? Los dos pagamos por sexo. Los dos éramos patéticos e infelices. Cogíamos a chicas prostitutas porque era fácil, porque el dinero ayudaba. Porque huíamos de la vida mediocre que llevábamos, sin amor, sin nadie.

My Sweet prostitute [Adaptación FayeYoko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora