Prólogo: Una promesa

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Yunmeng Jiang se pintaba de diversos colores y sonidos alegres a donde quiera que caminaran. La alegría inundaba a sus residentes y visitantes extranjeros por el festival anual "Semillas de loto",  festival más esperado por aquellos que cultivaban y cosechaban dicho alimento y del cual extraían muchas riquezas. Ese día iba más que perfecto, el cielo y el mar se juntaban en algún lugar, las aves parecían cantar una dulce melodía y los peces nadaban en diferentes direcciones, creando un espectáculo marítimo por los diversos colores que poseían.

Un niño conocido por todos en aquel lugar se encontraba jugando junto a uno de los muchos estanques con flores de loto. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que dejó atrás la mano de su shijie y se fue por su propio camino; tampoco era algo preocupante para él, teniendo en cuenta que se encontraba dentro de su propia secta. Algunos adultos se acercaban a saludarlo y alabar la belleza de este, mientras que los niños huían al ver la fría expresión que lanzaba cuando los miraba.

¿Qué podría tener tan molesto al joven maestro Jiang?

Pues nada en especial. No era conocimiento ajeno de la dura personalidad que había adquirido el heredero de la familia, personalidad que era atribuida a su madre, Yu ZiYuan.

Suspiró agachando su cabeza, él no necesitaba de la compañía de los otros niños. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó cuando alguien se acercó sino hasta que sintió que sus mejillas estaban siendo picadas...

Rápidamente levantó la mirada para observar al dueño de los largos dedos, encontrando a un chico no mucho mayor que él, quien mostraba una enorme sonrisa en su rostro.

—¿Por qué estás solo aquí? – Preguntó con amabilidad el desconocido mientras aún seguía picando las mejillas del menor, esta vez en el sitio donde se formaban los hoyuelos. Dicha acción consiguió que un leve tono rosado se apoderara de las demás mejillas de Jiang Cheng, su ceño ahora estaba fruncido y le daba una apariencia más tierna. —Qué lindo. – Mencionó por lo bajo.

—¿Qui-Quién eres y quién te ha dado el permiso de tocarme? – Se quejó el menor, apartando con brusquedad las manos ajenas. —¿Acaso no sabes quién soy yo? – No dudó en ponerse de pie y subirse a una piedra para tratar de acortar la diferencia de estaturas. ¡No se dejaría ver inferior a alguien más!

—Oh... Yo, lo siento... – Instintivamente las manos del mayor se apresuró a realizar una reverencia al otro chico, con sus manos unidas frente a él y con una postura muu elegante, extraño para alguien de su edad. —Soy nuevo aquí, yo... No sé quién eres... – Respondió con timidez. —Yo soy Lan Huan, hijo del líder de la secta Lan. – Nuevamente una sonrisa adornaba su rostro, cualquiera diría que sería capaz de cegar a todos en el lugar.

—¿Y qué me interesa a mí saber quién eres? – Preguntó el Jiang, cruzándose de brazos y dirigiendo sus amatistas ojos hacia el lago tratando de ignorar los del contrario.

—Bueno, tú me preguntaste...

—... (Oh, es verdad) – Relajó un poco su postura arisca al reconocer su error. —En ese caso, entonces deberías saber quién soy. Mi nombre es Jiang Cheng, soy hijo del líder de la secta Jiang. – Su cabeza estaba más elevada, dejando ver a un pequeño orgulloso.

La conversación de los jóvenes fue interrumpida por dos adultos a quienes reconocieron como sus padres. El Lan menor realizó una reverencia a te los mayores, saludando después al líder de la secta Jiang. Al observar aquello, el pequeño Jiang realizó lo mismo, pero en este caso hacia el líder Lan.

—El joven maestro Lan ha crecido mucho, ya es todo un hombre. – Sonrió el dueño de Yunmeng, acercándose al mencionado para darle unas palmaditas en el hombro.

—Es un honor para mí recibir sus halagos, líder Jiang.

—Veo que ya se conocieron. – Intervino esta vez el mayor de los Lan, observando a los chicos que aún se encontraban muy cerca el uno del otro.

Tras una corta conversación de los líderes acerca de asuntos de secta y felicitaciones por el grandioso festival que habían preparado en el lugar, llegó el momento de despedirse. Al notar la intención, Lan Huan se acercó a una de las orejas de Jiang Cheng aprovechando que estaban casi a la misma altura.

Serás mi esposa, lotito.– Dijo el mayor que vestía túnicas blancas y portaba una cinta con bordados de Nubes sobre su frente. Fue más un susurro para que solo fuese escuchado por el pequeño heredero.

A cualquiera le haría gracia la escena en la que se envolvían los dos chicos, uno muy sonriente mientras el otro parecía a punto de estallar de supuesta ira, la cual realmente no era más que verguenza.

—Hump! Eso jamás pasará. – Refunfuñó esta vez el menor, cuyas túnicas eran moradas y eran adornadas por una hermosa campana de plata grabada con un motivo de loto de nueve pétalos en su cinturón.

Sus respectivos padres sujetaron las pequeñas manos de los niños y los llevaron en direcciones contrarias. Uno de ellos caminaba con una impresionante sonrisa y una fiel promesa en su mente y corazón. El otro, si bien no comprendía 100% lo ocurrido, tenía sus regordetas mejillas teñidas de un fuerte tono rojizo.

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Bienvenidos a esta nueva y hermosa historia jsjs

El XiCheng es una pareja que amo con todo mi ser, les rezo (y yo no rezo), les pongo un altar y lo que sea para demostrar mi amor por ellos.

Hace unas semanas comencé a imaginar una historia como la que están a punto de leer. Trataré de mantener la personalidad de ChengCheng lo más canon posible, pero sin duda va a tener diversas reacciones en cuanto a la conquista que trata de llevar a cabo nuestro cebollón (ZeWu-Jun o XiChen para los no conocedores XD)

Espero que sea de su agrado y se animen a acompañarme en la aventura de nuestros bebés.

¡Gracias por leer!

Conquistando a un LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora