Capítulo 3: Cumpleaños de un loto

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...

-A-Huan, mi niño.

Todos los ojos se posaron sobre el mencionado, quien aún permanecía estático en la entrada de la habitación.

-Huan'er. - Su madre lo llamó nuevamente, esta vez con un susurro casi lastimero. La mujer quería tener a su hijo entre sus brazos, darle besos en las mejillas, limpiar esas lágrimas que en algún momento habían comenzado a pasearse libremente por ellas y decirle que todo estaría bien a partir de ahora.

Una mirada del líder de la secta hacia sus discípulos y médicos fue suficiente para que dejaran sola a la pequeña familia. Solo cuando el lugar volvió a sumirse en el silencio, XiChen dejó su inmutación de lado.

-A-Niang... - Dijo y atravesó lo que restaba de distancia corriendo, no importaba en este momento romper cualquier regla del friolento lugar. La abrazó, la abrazó como si no hubiese un mañana, como si ella pudiera esfumarse de sus temblorosos brazos.

Madam Lan no dudó en corresponder, aún con la poca fuerza que quedaba en sus brazos logró rodear el cuerpo de su amado hijo. Ambos se sumergieron en ese encantador "reencuentro", un par de minutos después los otros dos integrantes se unieron al abrazo.

-N-No sabes cuánto... Cuánto yo esperé esto, yo... - XiChen hablaba o eso intentaba, su voz estaba notablemente quebrada. Incluso podría jurar que escuchó sollozos por parte de su hermanito, pero no lo juzgaría, ambos habían pasado por tanto y WangJi había vivido casi toda su vida junto a esa cama con la esperanza de ver a su madre despertar.

-Shh~ - Fue callado por su madre y luego una débil risa se escuchó en el lugar.

El abrazo finalizó, pero fue reemplazado por ligeras caricias en las mejillas de los dos hijos.

-Yo también los extrañé mucho. - Parecía irreal volver a escuchar esa suave voz. - A los tres. - Miró esta vez a su esposo y extendió sus manos hacia él. El tacto de las manos de su esposo era electrizante, ambos podían jurar que se sentía como la primera vez.

-Tenía la esperanza de volver a escucharte y que vieras a nuestros hijos crecer. - Su padre no era mucho de expresar sus sentimientos, pero no dudaría en hacerlo si la situación lo ameritaba... Aunque no era necesario pues su propia mirada era suficiente para dejar ver lo que realmente sentía.

-A-Niang. - Dos pares de ojos dorados se observaron fijamente. Madre e hijo menor, posiblemente las personas más cercanas de aquella habitación. Incluso si WangJi era muy pequeño cuando ella cayó postrada en cama, cada una de sus visitas desde entonces, aún siendo tan silenciosas como lo era él, habían permitido crear una conexión especial en los dos.

-He regresado, mi pequeño Zhan. Mamá ya no se irá otra vez, te veré crecer como el excelente hombre que eres y escucharé nuevamente esas canciones de Guqin que tanto lograban tranquilizarme.

Los tres hombres parecieron sorprendidos ante tal declaración. ¿Ella los escuchaba? Si era así, entonces no todo estaba perdido. Una sensación de felicidad aún mayor se instaló en ellos, por lo menos ahora sabían que la mujer más importante de sus vidas no se sentía tan sola como ellos temían.

Tendrían mucho que recuperar: Tiempo, abrazos, besos y charlas.

Otra vez podrían respirar en paz, podrían sonreír sin ninguna restricción.

Ellos protegerían a su familia, protegerían ese amor que tanto habían luchando por mantener.

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Conquistando a un LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora