micro relatos cosmicos

Todos Somos Uno

Este cuento fue para un concurso organizado por canal de youtube que te da consejos y ejercicios para escribir. (Tampoco lo gane) pero lo quería compartir con ustedes. Este si definitivamente se va aquedar como un "one shot"

El tema era "la guerra intergaláctica entre las moscas y las ranas" como ven el tema de por si ya es bastante raro

canal: https://www.youtube.com/@mohamed_davila

Titulo: Todos Somos Uno

Yo lo recuerdo muy bien, estábamos reunidos todos en la plaza central, hacia frio y una lluvia suave caía lentamente, pero no nos importaba ni la lluvia, ni el frio, ni los apretujones porque justo ahí, ese día, en esa plaza se estaba escribiendo la historia. Después de algunas indicaciones generales y varios discursos de algunos miembros del comité de liberación por fin hacia su entrada el orador principal.

La mosca anciana subió al estrado para dar un importante mensaje a todos los rebeldes ahí reunidos. Era la mayor asamblea hasta ese momento y después de ella seguramente no volvería a haber otra igual. Con dificultad y aclarándose su garganta comenzó con su discurso:

—­¡Cuánto tiempo ha pasado? ¿100, 150, 200 años? No importa ya, al menos las ultimas 4 generaciones hemos vivido bajo el yugo de las ranas galácticas conquistadoras de mundos. Nuestro planeta tuvo suerte; eso creo; ya que al ser un planeta tan fértil y con tanta agua solo nos utilizaron como campesinos y obreros para los campos de cultivos y así poder alimentar a sus tropas y si había excedente alimentar también a los nuestros, por fortuna siempre hubo excedentes. Nuestro planeta siempre fue bondadoso con nosotros.

Desde el momento en que las Ranas galácticas declararon la guerra y conquistaron nuestro planeta, mis ancestros y todas las demás moscas nos convertimos automáticamente en esclavas desde el día que nacíamos. Mis ancestros en general tuvieron la fortuna de ser asignados a la Familia de Ranas Amarillas; una familia muy rica e influyente en la política y la economía del planeta madre de las ranas, pero también éramos afortunados, porque ya sea por desprecio o por asco esta familia de ranas en particular no acostumbraban a comerse a sus esclavos como lo hacían las otras, incluso permitían que sus esclavos tuvieran ciertas ventajas en comparación a los demás como: derecho a tener una parcela propia, se les permitía estudiar y un domingo al mes se nos permitía el descanso con nuestras familias. Ninguna otra Rana tuvo jamás esas concesiones con las moscas ya que consideraban a las moscas como seres sucios repugnantes e inferiores.

A cambio de estos favores la familia de las Ranas Amarillas gozaba de la lealtad casi absoluta de sus esclavos moscas. Y eso era muy conveniente para las Rana Amarillas, ya que al ser tan poderosa con frecuencias tenían fricciones con las otras familias de ranas. El tener un ejercicito de esclavos leales a la familia, desanimaba a otras ranas a organizar actos en su contra como saqueos y asesinatos.

Así fueron las cosas por mucho tiempo hasta que llegaron a este mundo mi padre Fleshy Bessmon y nuestro joven amo Alvanis Nilson, el hijo más joven de la familia de la Ranas Amarillas. Nacieron el mismo día y tal vez ese fue el motivo por el que compartieron un vínculo tan poco tradicional, no solo eran amo y sirviente, eran amigos y de los mejores que cada uno podía tener.

Durante su infancia compartieron muchas aventuras y cuando llego el momento de que cada uno formara su propia familia la amistad continuó y trascendió hacia sus respectivos cónyuges e hijos de cada uno. Este hecho no paso desapercibido para ninguna de las otras ranas que de vez en cuando hacían alguna grosería social a nuestro amo, pero él nunca quiso tomar represalias al respeto. Sin embargo, ese favoritismo hacia mi padre también causó envidias de otras moscas, incluso compañeras esclavas que pertenecían a la misma familia. Ellas veían como mi familia comía mejor, vivía mejor y según ellos trabajamos menos que los demás solo por tener amigos influyentes, Mi padre tampoco hacía mucho caso de esos insultos aislados hasta el día de la tragedia.