Reino champiñón. En medio de un claro rodeado de montañas que parece estar lejos de toda civilización, había una pequeña casa marrón, con poco verde en ventanas y puertas, con tubos apilados uno sobre otro en horizontal al lado izquierdo de la casa bajo de un árbol.
De repente, una figura algo regordeta, "alta" y de gran nariz, con un bigote elegante; vestía una franela verde y pantalón azul fuerte, y con su pelo bien cuidado al aire, sale de la casa con un rostro alegre. Bajó las escaleras de frente a su puerta para abrir su buzón, dentro había solo tres sobres, de los que dos parecían facturas, y procedió a tomar la única carta diferente entre las tres, era una carta color rosa con un corazón como sello aún pegajoso, y dejando las facturas en su lugar: procedió a correr hacia dentro de su casa gritando un nombre.
Luigi: ¡Mario! ¡Mario! ¡La mama nos mandó una carta!
Mario: está bien Luigi, tranquilízate y léela para mí.
Mario, el hermano de nuestro amigo Luigi, era un hombre un poco más gordo y pequeño, con un pelo más despeinado y un bigote que parecía no peinarse muy seguido, usaba una franela y pantalones grises de un tono más oscuro, con una cara de poco sueño y de pereza.
Luigi procedió a abrir la carta y leerla en voz alta para su hermano mayor luego de aclarar su voz tratando de sonar más masculino.
Luigi: "bambinis queridos, espero se encuentren bien en su nuevo hogar, su papa y yo no estaremos contentos con que se alejen tanto, pero estamos felices si ustedes lo están, esperemos puedan encontrarse más tranquilos allá fuera, y ojalá la construcción haya salido bien y se encuentren en una casa segura, los ama, la sua mama" y firmó con un corazón.
La cara seria de Mario se tornó alegre y esperanzada de un momento a otro, y procedió a pedirle a Luigi poner la carta en un cuadro que tenía en la pequeña mesa de madera en medio de su cocina/cuarto/sala.
En ese momento, Luigi preguntó a su hermano:
Luigi: ¿y aún no tenemos ninguna llamada para un trabajo?
Mario: ¿y tú qué crees Lu? No hay casas a kilómetros a la redonda y tampoco tenemos línea telefónica, mama y papa deben mandarnos cartas por algo.
Luigi: supongo que tienes razón...
Mario: tranquilo, sobreviviremos, mama y papa nos mandarán algo de dinero de vez en cuando, y tan pronto como pueda empezaré a plantar esas verduras que tanto te gustan.
Luigi: técnicamente los champiñones no son verduras.
Mario: no hagas que me arrepienta.
Durante la noche, ambos hermanos se encontraban acostados en su sofá cama con una gran sabana que tenia de un lado color rojo y del otro verde con un hermano de cada lado.
Luigi: espero podamos comprar esa litera pronto.
Mario: buenas noches Lu.
Mario volteó aparentando dormir, con Luigi quedó dormido casi al instante, mientras su él pensaba en algo fuertemente con cara de pena; reflexionó sobre ello durante las próximas horas hasta quedarse dormido.
Al día siguiente, Mario se levantó dándose cuenta de que Luigi ya había salido, probablemente a buscar algo para desayunar. Al levantarse y miró hacia un frasco, con una tapa verde indicando que era de Luigi, tenía un champiñón rojo con manchas blancas en su parte superior y lo que parecían ojos en su tallo, lo común en este lugar. Mario procedió a leer unas instrucciones que había dejado junto a la mesa de como plantar el hongo, seguro Luigi las había dejado para que su hermano tuviera algo que hacer en su ausencia.
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El legado de Mario.
AventuraMario se muda junto a su hermano Luigi al fantástico reino champiñón, lo que no saben es que pronto se armarán una fama de héroes, vivirán distintas aventuras y conocerán a montones de curiosos personajes durante su lucha contra el mal, sobretodo el...