Prólogo.

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Su garganta se seco, contuvo la respiración y sus pupilas se dilataron. Su cuerpo se sacudió con violencia, lleno de ansiedad y nervios, sintió una extraña sensación de frío entre el pecho y la garganta que lo hicieron acomodarse en su sitió.

Su corazón lo amenazó con detenerse si no se controlaba pronto, atino a morderse las mejillas internas para opacar su sonrisa. ¡No podía creerlo! ¡Estaba ahí! ¡Frente a él! Su destinado estaba a sólo unos metros de distancia, mirandole con los ojos vidriosos, logrando empañar sus lentes redondos.

La situación seguía pareciendole una ensoñación, corría el riesgo de despertar y darse cuánta que nada de eso era real.

Pero la ráfaga de viento que los azotó, le susurro con rapidez que no era así, que estaba frente al chico que le gustaba, mirando aquel dibujo que poco a poco se iba completando en sus pieles. Soltó una risita en un suspiro.

¡Jodido destino! Lo había tomado de los pelos y lo había sacudido, dándole una lección, por haberse burlado de él y de su convicción.

Todoroki Shoto se sintió pequeño, apreciando el temor en los hermosos ojos contrarios.

El omega era valiente, pero tal vez no lo suficiente para enfrentar al destino con las manos limpias.

Midoriya Izuku tomó su corazón y lo protegió con sus manos, ¡no estaba listo! Pero aquel alfa le revolvía el estomago de los nervios, le hacía doler las mejillas de tanto sonreír y no podía evitar pensar que tal vez, y solo tal vez, se había enamorado.

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