Capitulo 4.

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Sentía un gran desespero en su cuerpo, la ansiedad lo hacía respirar de manera rápida, sentía una sensación sofocante en su nariz y garganta, señales de las prontas lágrimas que luchaban por salir, el pecho frío y sintiéndose ridículo, se levantó, caminando, buscando aire, sintiéndose extremadamente pequeño y las enormes ganas de llorar lo azotaron.

Era absurdo.

Así se sentía, la tristeza estaba opacada por la rabia, la ira en su sistema corría tan rápido como sus glóbulos rojos. Caliente.

Inútil.

Así se sentía, atrapado, el aire empezaba a faltarle, escuchaba vagamente como Shouta tocaba la puerta, cayó de rodillas al suelo tocando su pecho, sus ojos se convirtieron en cascadas rápidamente, unas enormes nauseas se abalanzaron contra él.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

La puerta finalmente se abrió, Shouta, preocupado, había subido al no saber nada del pequeño omega, al escuchar sollozos se alarmó, y su corazón recibió una patada al verlo ahogarse entre lágrimas y jadeos buscando aire.

En ese tipo de casos, era peligroso acercarse demás, debía ser cuidadoso o Izuku pensaría que quería hacerle daño, era Hitoshi quien se encargaba de ayudarlo en esas situaciones, era el único que podía acercarse, así que empezó a ponerse nervioso, liberaba sus fermonas, tratando de calmar el ataque de Izuku.

Hacia un tiempo que no tenía un ataque, supuso que ver a Bakugou toco una fibra importante en sus recuerdos y sobre todo, su paz.

Hitoshi no estaba. No había vuelto aún de su proyectó, llamó desesperado a su celular, a la cuarta llamada, al fin contestó.

—Toshi, izuku. —La angustia en su voz fue aplastante para el alfa, lo supo al escuchar las agitaciones y murmullos que trataban de tranquilizar a alguien del otro lado. No tardó más de tres minutos en salir de aquella casa, tomar el auto y correr como desquiciado a su hogar temporal...

Izuku..

Detuvo su andar de forma brusca, algo en su interior se agitó, se sintió inquieto, miró a su alrededor, buscando, no sabía exactamente el qué

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Detuvo su andar de forma brusca, algo en su interior se agitó, se sintió inquieto, miró a su alrededor, buscando, no sabía exactamente el qué. Algo estaba pasando, algo que hacía que su alfa se angustiara.

Fruncio el ceño, ¿que era esa nueva sensación? Sabía que la sensación o pensamiento constante de algo malo pasando se definía como ansiedad. Pero no se sentía así, era como si algún tipo de alarma en su cuerpo le estuviese advirtiendo algo, y por alguna razón, sabía que cierto peliverde estaba involucrado.

No le gustó sentirse así.

Miro de reojo su celular, indeciso, no eran muy cercanos, y llamarlo tal vez sería raro para él, soltó un suspiro, dejando su celular de lado, siguió su andar hasta su habitación, donde se tiro en su futón.

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